martes, 18 de junio de 2019

Mujeres, palmas y gallos finos.


..........Incontables son aquellas generaciones que han acertado en calificar a las mujeres del Caribe como una especie única e insuperable y que, caracterizadas por su belleza tropical, no hay en ninguna otra parte del globo terráqueo musas tan inspiradoras que las iguale. No importa si los genes son de España, de algún punto del extenso continente africano o de las etnias aborígenes que vinieron a poblar esta área geográfica siglos antes que los colonizadores, decir mujer caribeña y pensar en el fuego que cuando se expande impulsado por el viento quema, arrasa todo lo que encuentra delante de sí, es quizás decir lo mismo. 
    La guajira cubana es una de esas caribeñas. No puede decir el hombre de la mayor de las antillas que su “media naranja” está desposeída del gusto y sabor que tanto ama y le hace ser dichoso entre los mortales. Realmente no somos libres sí no tenemos sueños dentro y una fuente maravillosa de estos sueños lo es valorar a nuestras mujeres, palpar su piel, mirarlas, tenerlas como el tesoro intransferible que son. 
    No quiero decir con esto que a las mujeres de ciudad les falten encantos que le hagan ser también especial y que entre ellas no existan ejemplos que valga la pena mencionar. Todas a lo largo y ancho de la isla tienen sus virtudes y defectos como cada ser humano, pero son insuperables aquellas que se levantan al canto de los gallos en las madrugadas y que entre palmas y los quehaceres del bohío, viven sus vidas alejadas de la modernidad en estos tiempos del wi-fi y del facebook, mujeres de campo que se convierten al pasar los años de su vida en excelentes hijas, esposas y madres................

...............En esta región del país donde es común encontrarlas a montones, las palmas se mecen al son de la madrugada mientras el rocío hace concierto imperceptible para aquellos que no tienen sensibilidad en el alma y faltos están del don maravilloso de imaginar güijes y ciguapas. ¿El motivo de su alegría?: dentro de pocas horas el sol volverá a abrazarlas como una novia es abrazada por el novio, cuando este regresa de un largo viaje vestido de una melodía novedosa, limpia. Sus penachos verdes están llenas de duendes que se van a dormir luego de una noche repleta de travesuras. 
    Cuando al fin sale el astro rey los guajiros afirman que las reinas en los campos de Cuba sonríen. Aquellos que se dirigen al surco mojado aún no le hallan explicación al suceso y tan solo se conforman en decirse unos a otros que ha sido así incluso desde los tiempos en los que los hombres de piel cobriza dominaban y eran reyes y señores de estos lares. El guajiro también da gracias de las cosas que le brinda nuestro árbol nacional. De ella le puede sacar desde la comida para sus animales hasta las tablas que necesitan los corrales y, bien pulidas estas, sirven para construir las paredes de su bohío, nido de amor al lado de su amada guajira y donde vivirán los pichones que nazcan de la unión. En las palmas, además de habitar duendes durante la noche, algunas aves identitarias del archipiélago hacen vida..................

............Aquí en las montañas de la Sierra Maestra sentimos una pasión inmensa por los domingos, jornada sagrada en la que no quedan del todo ausentes los trabajos hogareños pero lo mismo se juega dominó entre compadres, se toman algunos tragos de buen ron criollo o se alistan los gallos finos. Sobre estos últimos, “despertadores naturales” de todos los campos en la isla completa,  puedo contarles que aún tanto como el cubano viejo y el joven que  precede, caminan ambos con el pecho erguido, orgullosos en tener la costumbre heredada de sus antepasados aunque la vida cambié en muchos sentidos al ritmo increíble que lo hace desde el pasado siglo XX.
    El amor que se expresa para muchos es indiscutible e incondicional cuando se habla de espuelas, aletazos y de algarabía tan cubanísima que se forma entre pelea y pelea mientras cada cual dice que su vástago es mejor que el de su compañero y no existe toda la comarca otro ejemplar que se le asemeje. En fin, no se puede hablar del cubano oriental sin mencionar sus gallos y hasta estos se insertan dentro de nuestra Historia Patria cuando uno de aquellos hombres del noventa y cinco dijera que, ya bastaba de pelear los gallos: era hora de hacerlo los hombres por la independencia de Cuba..................

............Somos una isla, (y ya vamos resumiendo este texto) que a pesar de que nos diferenciamos en este planeta por otras tantas cosas más, he elegido de ellas estas tres: nuestras mujeres, palmas y gallos finos, puntos de genuina suerte de sentirnos y serlo, cubanos a tan solo el reducido número de once millones pero con demasiada salsa y sazón. De las otras podemos mencionar para terminar algunas y ellos lo son el café y el tabaco. El primero traído a esta tierra mientras que el segundo, un regalo de los aborígenes para aquellos europeos del siglo XV llenos de sed por las riquezas y el oro. 



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