lunes, 28 de enero de 2019

Yo también tengo cosas que decir de mis días en la beca





A mi hermano Arnoldo para que lea.
Porque leyendo y leyendo su “Caracol” encontré “La Beca”,
 publicado el jueves 17 de julio de 2014.

De mis días de becado tengo buenos y malos recuerdos. No era por aquel entonces un chico que sabía defenderse y al que le tocó el “bullyng” también tantas veces. El primero fue en los días en los que me adaptaba al décimo grado en una escuela algo alejada de todo rastro de entorno familiar. Allí estaba Ricardo el de onceno, a quien hasta los profesores tenían algo de miedo por ser un muchacho de gran estatura y voz intimidante. A Ricardo le gustaba pasearse por las madrugadas por las camas de los más chicos y hacerles bromas pesadas que dejaré a la imaginación del lector. Solo me limitaré a hacerles la historia de la que me hizo y que me alertó que ya no eran tiempos de la secundaria y que no podía dormirme temprano a las diez cuando daban el toque de sueño. En aquel septiembre donde mi vida cambió recuerdo que me acosté en la litera después del pase de lista y como una piedra me dormí enseguida. Ricardo y sus compinches me pusieron un tabaco “Crédito” de esos que venden en las bodegas encendiéndomelo. El humo hizo que sintiera ardor en los ojos. Desde ese momento fue difícil dormir mientras estuve en ese lugar. Veía las veinticuatro jornadas que debía pasar allí como un infierno. Era adaptarme o joderme. Con el discursar del tiempo vi como le pintaban los labios a otros con pasta de dientes y con esta dar galletas, cintazos caían sobre los que se quedaban dormidos de espalda, las botas daban a veces contra caras inocentes y vi heridas en las mejillas. Hasta ponerle corriente a la puerta metálica del albergue. Me dormía a las dos y pico para tener que levantarme a las cuatro y cuarenta y cinco de la madrugada con tremenda ojeras. Las aventuras de Ricardo en aquellos meses acabaron abruptamente. En aquel pase de fin de año moriría electrocutado en tiempo de intensa lluvia. De la escuela mandaron unas parejas de estudiantes para que le hicieran guardia de honor frente a un cadáver carbonizado. A veces pienso que Ricardo era un jodedor de los buenos y que pocos de los de primero no le tenían odio. No merecía a mi juicio terminar así. Escuché en tres cursos y medio de las perdidas de sábanas, pantalones y camisas, ropa de quien se hacían los bonitos en medio de aquel monte, riñas, piñazos a trocha y mocha. A mí también me robaron algún que otro pulóver y no me faltó responder alguna vez por cosas que se esfumaron en mis turnos de cuartelero. Vi hembras perder la dignidad de manos menos imaginable. Era difícil que alguna entrase y mantuviese la virginidad. Doy gracias al cielo que aquellos tiempos de odisea en la que me tuve que poner fuerte o me llevaba el diablo quedaron atrás. He aprendido a defenderme y que si respetas tienes el derecho inalienable de que te respeten. No tengo pesadillas sobre este pasado del que solamente he contado una de las tantas anécdotas y me he referido superficialmente de otras. Camino con la frente en alto en el presente. Ya no dejo que nadie se burle de mí y aquellos que lo intentan no los dejo sin respuesta.          

Martí 166



El Héroe Nacional de Cuba
    Las obras de José Marti dejan entrever mas de un siglo luego de su desaparición física, la grandeza e inteligencia que encerraba su pensamiento. Nacido hoy hace 166 años el apóstol pudo dedicarse a cualquier actividad que le diese por ejemplo, una jugosa fortuna que, de ser el caso, le hubiese dado comodidad suficiente para vivir los años de su vida. Marti sin embargo supo desde adolescente encaminar su destino con la intencionalidad de encender al máximo sus esfuerzos para hacer el intento de sacar de una vez y por todas al colonialismo español de la única posesión que le quedaba al país ibérico en América además de la pequeña isla de Puerto Rico. 

    Los años que le hicieron peregrinar por diferentes estados ya libres del continente hicieron madurar su espíritu a la vez que recaudaba fondos para su empresa. Durante estos la fecunda pluma de Martí nunca detuvo su paso dibujando sus ideas e incrementado el amor y labor a favor de la Cuba oprimida. Al héroe nacional lo conocí desde muy pequeño pues una de las primeras cosas que llamase mi atención cuando asistí a la escuela por primera vez fue saber la identidad de aquel busto blanco al lado de la bandera. 

    Luego seguirían, después de aprender a escribir y leer el descubrimiento más trascendente para un escolar cubano que fue nada más y nada menos encontrar en la biblioteca un libro llamado La Edad De Oro. Allí conocí a Meñique, Pilar y a otros tantos personajes del imaginario martiano que, unido a las fantasías creadas por Martí fueron esculpiendo mi educación con aquellos elementos que me hicieron de una forma  u otra empezar a formar la humanística en mí . Ahora comprendo que, a pesar del tiempo y la distancia, y a través de la guía de mis maestros y maestras era Pepe quien me enseñaba. 

    Con el paso de diferentes etapas ha hecho efecto en mí una especie de metamorfosis sobre el estudio del más universal de los cubanos. Hoy sé que Martí es irrefutable fuente cuando se trata de buscar en las horas actuales el camino que nos conducirá ciegamente hacia el futuro llevando la libertad a cuestas de la mano de la dignidad. Es entonces inconcebible que se hable de Cuba sin Martí como no se puede hablar de la vida en la tierra sin la luz del sol. Por las leyes de la existencia aunque el héroe no hubiese caído en combate cuarenta y dos años después de su llegada a este mundo el 19 de mayo de 1895, hoy tampoco ya estaría, pero se ha de saber que los hombres buenos al desaparecer se van a vivir a sus obras, que si quisieras preguntarles algo, buen método es leerlos hasta el cansancio, hasta entender lo que quieres saber. Así es como he conversado con Martí y él con sonrisa de de padre  ha sido la estrella que me ha iluminado muchas veces.

sábado, 26 de enero de 2019

Año 46


Un día inolvidable junto a mi amigo

Mañana estarías cumpliendo 46 años de edad y recuerdo en este instante cuando cumpliste los 44. Yo estaba abriéndome “pasos” en mi segundo período de servicio social agobiado por las clases, papeles y gajes del oficio que representa ser profesor en Cuba. Aquel mediodía hice una llamada a Contramaestre. Siempre Arnoldo era quien cogía el telefono o sino Diana pero esta vez confundido escuché otra voz. No era usual escucharte a través de la vía al principio no te conocí.

“Oye, soy yo: ¿no me reconoces?” preguntaste.

“¿Eduard?”, intenté adivinar.

“Parece mentira que no me hallas conocido”

“Lo que pasa es que no es normal que hablemos por teléfono” me justifiqué. “¿Cómo están las cosas? ¿Y Mailer, Handel y Malcolm?”

“Estamos todos aquí celebrando mi cumpleaños, compartiendo el día con Arnoldo y Diana. ¿Cómo anda tu vida, estás leyendo?”

“Aquí en el trabajo dando mis clasecitas de Historia. Cada vez que tengo un chance me siento en la biblioteca con el Borges que me dedicaste. Loco por terminar este año para ver que hago con mi futuro.”

“No te mates chama, cumple con el deber y luego veremos que pasa”.

Tuve ganas inmensas de tener poderes de teletransportación y en tan solo unos momentos estar allá con ustedes. Siempre tenía (o tengo todavía) el gran anhelo de pisar la tierra que me vio nacer cuando las cosas se pintan de muchos colores extraños en mi cabeza y del que no esta exento aquella jornada. No es preciso detallar para qué era que llamaba a Arnoldo pero recuerdo que hablé con él. Me dijo del fiestón montado en el pequeño y modesto patio trasero en el que habita un cafeto y una guásima en la calle misma en la que naciera el pueblo. Nadie sospechaba la jugada de las moiras Átropos y Láquesis que tendrían efecto unos meses luego.

En este presente de 2019 y contando, sigo acordándome de ti todos lo días. Resistiendo la idea de tu partida aún. No sé si estaría bien o mal maldecir estos instantes en los que vienen a mí aquellos para acordarme que la existencia es breve, que nada traemos y que nada nos llevamos, que la duda vuelve y los sobresaltos me atrapan el alma al pensar que tengo yo también que dejar de respirar. Me consuelo al pensar que Dios te tiene en tu seno y que junto a los ángeles cantas, que lograste la meta de llegar donde la luz resplandece. Aquí el tiempo pasará y no habrá fórmulas ni alquimias posibles que, mientras lata mi corazón, hagan desaparecer de mis memorias los minutos y horas ligadas a tu inseparable amistad. Año 46 cumplido. No serás nunca pasado sino presente eterno.

Olber Gutiérrez Fernández, enero 26 de 2019

viernes, 25 de enero de 2019

Sobre lo digital: el lado oscuro y el luminoso.


Frente a mí la hoja electrónica en blanco. Ya no son tiempos de mis antepasados, aquellos que escribían en papel porque estamos en la puta era digital. Claro que como todo, estas “nuevas tecnologías” tienen  cosas buenas y otras malas. Por ejemplo de las buenas, escribir solo apretando teclitas, no mancharse las manos de tinta ni sacarles puntas a los lápices, ¡genial! Y sobre todo aún más genial cuando vas aguardar el documento que has escrito. 

No hay que llevarlo en un file, ni doblarlo para meterlo al bolsillo, no más le das guardar y directito a la memoria flash en la que a propósito puedes armar una biblioteca con dos millones de libros si te sale de la real gana. ¿Quién no ha tenido en casa el paquete de la colección de los quinientos libros? Muy lindo de veras, “megaencojonado” pero como todas las cosas (siempre hay un puto “pero”), no es recomendable, y no es que se le de el crédito a lo digital enfatizo, que nos confiemos del todo en ello. 

Resulta que el día menos pensado la memoria, y no hablo de la que tenemos en el cerebro, sino aquella que va desde el giga hasta exorbitantes cifras de las sesenta y cuatro en adelante tiene un maravilloso y “traumatozo” accidente, no sirve de nada que te lleves las manos a la cabeza, porque eso no quitará que se vaye  a la mierda todas las cosas en las que incluimos por lo general archivos de audio y de video, películas preferidas y música para que se entienda mejor. 

Duele más aún cuando son archivos que tal vez no vuelvas a recuperar ni que salgan de los cuentos de hadas magos ni hechiceras haciéndote la promesa de devolvértelos. Moraleja de este párrafo. El mundo digital, y sobre todo el maravilloso reino del “Office Word” (gracias Bill Gates, o quien quiera que lo haya diseñado) me es indispensable y lo amo con locura y pasión más, a la vez, aunque no nos guste y quizás me contradigo, no existe mejor fórmula que el papel para guardar documentos.    

jueves, 24 de enero de 2019

Retrospectiva: Con lo nuestro también se llena el cine teatro en Chivirico





 
Por: Benigno Rodríguez Torres: Tomado de su blog GUAMO (En ocasión de celebrarse el 2do festival nacional de Instructores de Arte)







Chivirico. 1 de febrero del 2009
.
“Ya no se necesita importar los talentos artísticos de fuera para llenar el teatro de Chivirico” expresó uno de los asistentes al Festival que organizan los Instructores de Arte que pertenecen a la brigada "José Martí" quienes para estos días han sabido demostrar a sus coterráneos que este programa de la revolución aporta ya sus resultados en apenas tres años desde que egresaron de las Escuelas de arte creadas en nuestro país.

En esta localidad, tal vez por la falta de sistematicidad en las presentaciones culturales, no es usual que el cine teatro Guamá, sala principal para exhibir estas manifestaciones, se llene completamente; sin embargo los jóvenes talentos de el patio supieron organizar un variado elenco que incursionó en diez modalidades del arte, incluyendo hasta la plástica, para deleitar a quienes asistieron.

No pocos dejaron de reír cuando en piezas teatrales, con sátira de buen gusto, criticaron situaciones propias del poblado de Chivirico que merecen una atención para lograr su transformación hacia el bien común. La valoración que se hizo de la evolución que han experimentado los artistas de esta brigada así como de los aficionados es que, los recursos acumulados en su haber demuestran a las claras que existen potencialidades aún sin explotar.

Casi todos incursionan originalmente en sus creaciones, cada background musical es compuesto con autenticidad, se le pone un sello distintivo y, en este obrar no son pocos los que, a la vista de visitantes extranjeros que también presencian estas actividades, reciben el elogio de la calidad manifiesta.

El sectorial de Cultura en Guamá puede explotar estas oportunidades que, de seguro, son frutos de uno de los programas priorizados de la revolución cubana para hacer de este país “El más culto del mundo” expresión muy personal del líder histórico  Fidel Castro Ruz cuando destacó la necesidad de que haya un capital humano que responda decisivamente a esta necesidad.


miércoles, 23 de enero de 2019

Una promotora cultural llamada Yaumara



Yaumara Aroche Martínez

Hay gente que no puede vivir sin la ciudad, a la que le hablas de parajes y montes y enseguidita se asustan. Otras se sienten libres si observan el riachuelo, las altas palmas, o si escuchan el canto de sinsonte, o sienten el aroma del café acabadito de colar. 
 
Yaumara Aroche Martínez es una de esos: santiaguera de Chicharrones, famoso reparto de la sur oriental provincia. Vive en El Francés playa no menos conocida aquí en Guamá. 
 
Allí es la emperatriz en cuanto a la gestión cultural que realiza con los vecinos de la localidad y un poco más allá. Su público predilecto son los niños, cosa que recién me confesara aunque hace mucho tiempo ya supiera debido a sus acciones que dicen bastante. 
 
Lugares distantes como la comunidad de San José, perteneciente esta a unos de los enclaves distantes al centro del consejo popular, Yaumara ha llevado el arte comunitario que corre por sus venas. No fue al azahar que me refiriera a ella como emperatriz porque ante mis ojos y de la gente sencilla de las serranías que la quiere y estima, la Aroche posee un imperio en promoción cultural. Imperio sin precedentes ni igualdad en todos los ámbitos de este extenso territorio.   
Yaumara (de pie) en una de sus actividades

Niña con una de las pelucas con las que Yaumara trabaja

Niñas en taller de teatro antendiadas por la promotora cultural

Fotografía tomada en una escuela donde Yaumara imparte talleres


Niños actuando en unas de las obras

Yaumara Aroche Martinez con los infantes de San José

martes, 22 de enero de 2019

Retrospectiva: Una propuesta ambientalista a partir de la óptica de Germán

Un blog que fue antes que EL CUBO ORIENTAL, lo es GUAMO, creado por el primer periodista graduado en el plan Turquino Benigno Rodríguez Torres. Actualmente esta bitacora de la historia reciente de Guamá, se puede encontrar en INTERNET. En él se pueden encontrar trabajos importantes de a partir de los últimos años de la primera década de este siglo XXI. El CUBO... pretende tomar de este sitio algunos que considere al menos de acuerdo a su línea editorial y compartirlos nuevamente. Sin más el primero de ellos:



Miércoles, 2 de julio de 2008

Por Benigno Rodríguez Torres (Tomado de su blog Guamo)

Los proyectos artísticos ambientalistas constituyen excelentes complementos para imprimirle al entorno sociocultural en que vivimos el matiz necesario que recrea la existencia humana. Es la concepción que inspira a uno de los artistas plásticos profesionales que radican en Chivirico Guamá, poblado que está ubicado a setenta y cinco kilómetros al Oeste de la ciudad de Santiago de Cuba. Germán Portuondo Roca es graduado en la especialidad de artes plásticas de nivel superior y en sus creaciones aporta un especial cuidado a la pintura Mural. Sus trazos ya estampan figuras que a ojos vistas de quienes visitan el poblado de Chivirico reconocen  que desarrolla con maestría la línea del subrealismo.

No sólo estas inspiraciones plásticas en su obra reclaman la valoración de quienes son por naturaleza coterráneos, también visitantes extranjeros, especialmente de Canadá que veranean en las Playas del Hotel Sierra Mar, han solicitado conveniar trabajos comunitarios de esas Organizaciones no gubernamentales que ven una importante propuesta a tener en cuenta por los avezados en esa materia. De seguro, cuando haya que hacer un reconocimiento social a quienes han contribuido con la recreación de diseño urbanístico de este poblado costero en Santiago de Cuba, hay que necesariamente distinguir a Germán Portuondo. He aquí una simple muestra de pinturas murales que aparecen  representadas al público.






El milagro del amanecer en tierra costera



De aquellos milagros que hay en la naturaleza, disfrutar del amanecer es uno de mis favoritos. Ese acto de grabar el nacimiento en mi memoria del día no tiene igual comparación ni emoción. Cada una de las cuatro esquinas de este planeta llamado Tierra tiene sus formas particulares de amaneceres. Los escenarios, geográficamente distintos. Pero los resultados de sentirlo siempre es el mismo para la gente que se sabe sensible ante tal magnificencia.


Aquellos que son observados desde las costas entre mezcla de olas y sal que se te pega al cuerpo, son los que les toca en suerte al que vive en tierras  bañadas por los mares en el mundo entero. Tal suerte que tenemos los hijos del municipio Guamá que como ya sabemos, lleva un extenso litoral de 157 kilómetros aproximadamente.


La luz de un sol parece despertar.


El ruido del agua en su venir e ir se estrella contra la arena y revuelca las piedras. El espectador con cámara en mano una mañana de domingo a las seis y cincuenta y pico sintiendo también la ilusión de ser el único en el mundo para protagonizar el acto.


La luz parece oro. El espectador hace algunas fotografías para quedar luego mirando hasta que los rayos del sol le hieren las pupilas pero no importa y sigue mirando.


“Nadie sabe”, se dice a si mismo, “cuando pueda ser la última vez de ser el testigo de algo tan exquisito.”  

Es inevitable pensar entonces lo breve que son nuestros pasos en la vida, que debemos, y es de sabios y bienaventurados entender que vale la pena aprender a reír que nos es más muy útil aprender a olvidar la tristeza.



El sol, que parece de oro


La primera fotografía

A lo lejos la superficie de las profundidades del Caribe

El editor de este blog, participando en el milagro

sábado, 19 de enero de 2019

Chicharrones con café y platanitos fritos



A mi amiga Cristina le dicen cariñosamente Lala. No tengo mucho tiempo para verla todos los días: cosa que hago de vez en vez cuando llego por las tardes de la larga travesía que supone regresar del trabajo en el que actualmente me desempeño. Recién ayer le hice una de esas visitas para saber de ella luego de algunos días sin vernos. La noche invernal caía y apenas descendí de la Diana me dirigí hacia su casa. Cristina miraba la  televisión antes de meterse a la cocina para distraerse un poco, agobiada por los papeles que caracterizan su labor de trabajadora social y que no importa en que sistema sea, siempre es algo difícil trabajar con tantas formas y carácteres diferentes.

Después de saludarla justo comenzaba el Noticiero Cultural por las frecuencias de Cubavisión y entre los titulares destacaban a prominente escritor cubano. Le comenté ya acomodado en una de las sillas la diferencia que yo siento cuando escucho hablar de un artista, de lo diferente  cuando tienes a alguien que te supervisa, es tu jefe y sientes que no eres libre porque de alguna manera dependes de la formula para tener todos los meses un sustento, a no deberle explicaciones a nadie, de sentirte dueño de tu destino como los la esencia de un literato aunque en la cuestión de práctica no sea del todo así. Al menos esta era la idea. No sé si Lala me entendería.

“Ahora tengo que cocinar Poli” me dice. “Son algunas cositas sencillas para acompañar el arroz nuestro de cada tarde. Te invito a que pases conmigo a la cocina para que te tomes una tacita de café y también para que pruebes algunos chicharrones que nos quedan en el refrigerador todavía de fin de año”.

Ya en la cocina pone el sartén al que, paciente, espera que empiece a calentar para luego echarle un poco de manteca y después de darme la primera taza de café, va pelando unos platanitos maduros a la vez que en un platillo plástico me pone los chicharrones.

“Esto es lo que hay” me explica como si yo no fuese un cubano más de los once millones.

Observo cómo con destreza y de herramienta un cuchillo de mesa, hace con los plátanos unas finas láminas que pronto se freirán en la manteca que ya empieza a desprender el olor. Olor que tiene inquieta a Yuli, una de las dos gatas que tiene  mi amiga. Yuli se frota contras las piernas de Cristina. Esta se levanta. Pone a freír las láminas, y sentándose toma a la gata para acariciarla. Yo disfruto algo que en  toda mi vida jamás había hecho: el comer chicharrones con café y degustar la experiencia de unir dos productos tan cubanos a los que muchos estamos habituados durante toda la vida. Es en ese preciso momento recuerdo que al bolsillo traigo mi cámara.

“¿Puedo hacerte unas fotografías?” le pregunto.

“Ay no Poli. No te atrevas a hacer tal cosa”.

“¿Por qué no? Dale, vamos a hacértelas con Yuli.

“Espérate un momento déjame ver los platanitos, que se van a quemar. Dame el platillo para brindarte dos o tres que ya están fritos” me dice esquivándome por un segundo quitándome éste. Yo ya voy sacando la cámara mientras está de espalada contra la hornilla.

Con un tenedor agrega algunas lascas de plátanos bien fritos para acto seguido devolverme al platillo. Yuli sigue insistiendo en rozar las piernas de mi amiga quien la vuelve a tomar para seguir acariciándola antes de sentarse nuevamente. Yo mientras tanto agrego a mi paladar ya invadido por el gusto de chicharrones con café el del sabor exquisito de platanitos maduros acabaditos de pasar por la manteca y es exactamente en este punto cuando ideo escribir esto. Otros segundos luego, Cristina descubre que he encendido la cámara.

“Quédate ahí mismo con Yuli” le ordeno mientras la enfoco.

“Mira que eres insistente. Está bien, pero que quede buena.” Me dice mientras agarra a la gata con singular cariño.

“Voy a escribir sobre esto. Le pondré “Chicharrones, café y platanitos fritos” ” le comento antes de mostrarle la fotografía con Yuli. “ ¿Viste? , quedó perfecta para incluirla en mi artículo.”

Cristina sonríe mientras observa la instantánea y haciendo un gesto de afirmación me hace saber que fue de su agrado. Le digo entonces que ahora a ella sola le haré una toma. Se ve algo indecisa con mi idea y sin esperar tanto le digo que mire al lente. Lo mira. El flashazo. La fotografía:

Antes de apagar la “Nikon” hago juntar con mis manos la taza de café, los chicharrones y los platanitos. Les tomo algunos cuadros con la derecha y al final, luego de terminar de comérmelos,  pongo de evidencia mi mano izquierda junto al reloj que humildemente llevo como acto final. 

Cristina ahora toma no solamente a Yuli sino también a la madre. Aprovecho otra vez para hacerles más fotos entre las que elijo estas para quedármelas y con las termino este relato, en el que por primera vez en mi vida probé chicharrones con café y platanitos fritos.
      
    

    

viernes, 18 de enero de 2019

Recordando...



Si alguna vez pudiera considerarme el escritor que no soy o recordara las primeras cosas que, creyéndome poeta, hice parir de mi pensamiento, no es perdonable que me olvide de este poema que escribí un 25 de julio de 2006 y, gustándome, llevara mi primera vez al Café Bonaparte como debút en los talleres literarios que en lo adelante participara. Allí sería “hecho trizas” por experimentados escritores que gentilmente me invitarían a que girase hacia otros géneros. De esa experiencia nacería mi cuento “El Cubo” del cual nacería años después la inspiración para nombrar este blog. Comparto pues en ECO aquel pequeño poemilla que todavía guardo con recelos en mi memoria Flash:

I Lección.

La vida y el amor se unen
en el recuerdo del tiempo.

El pasado, el presente y el futuro
Escribirán las últimas palabras.

Recuerda esto eternamente durante tus días
y cuando pases de la materia viva a la muerta,

El sentido de lo común seguirá su camino
Alimentándose de recuerdos

Que se irán contigo.
Nuevas generaciones surgirán,

Y con ellas amores divididos
En lo más profundo de la tierra.

jueves, 17 de enero de 2019

Personajes Guamenses: Félix Cordero Reyes



Félix y el editor de este blog en el momento de nuestra conversación

Félix Cordero Reyes es un hijo de esta tierra guamense y a sus 82 años, testigo vivo que aún conserva en la memoria algunos de los eventos que ocurrieron en nuestra última etapa de liberación que, como sabemos, tuvo sus orígenes en las estribaciones de la Sierra Maestra en la segunda mitad del siglo XX. Según su testimonio, Félix era vecino de la familia Pardo Guerra, aquella que los cubanos no podemos dejar de mencionar cuando hablemos de los pasajes e historia de la Revolución Cubana. 

Nos dice que él y sus hermanos junto a los “bisoños” de los Pardo Guerra, asistían todos a la misma escuelita que era atendida por un maestro holguinero en  aquellos tiempos difíciles. La pobreza extrema era uno de los males que aquejaba al campesino de aquel entonces, nos comenta Félix quien a edad muy temprana tuvo también que sumarse a los trabajos que su padre hacía para ayudar a la manutención de los suyos. Por eso sabe mejor que nadie por qué hay que cuidar lo que la juventud de ahora tiene.

Con su mirada de 82 años, firme.


Recuerda también que uno de sus hermanos estuvo presente en la llamada "Masacre de Peladero", perpetuada ésta por los soldados al servicio del régimen batistiano, cuando desesperados intentaban aniquilar a las fuerzas rebeldes al mando del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.



"Hay que cuidar esto cueste lo que cueste", me dice con firmeza, "nunca antes los cubanos habíamos tenido la libertad que muchos hoy se empeñan en decir que no existe. Quedamos pocos de aquella gente por ley de la vida, pero todavía tenemos voz para contarles y decirles, que aunque ya no esté Fidel físicamente seguiremos defendiendo esta Revolución al precio que sea necesario".




lunes, 14 de enero de 2019

Donde empieza Guamá...

Aquí les dejo con tres fotografías.

La primera ilustra al forastero el cartel que les da la bienvenida donde unas letras hechas en cemento muestran el nombre del municipio:


la segunda una vista desde la altura del cartel hacia la carretera que viene de Santiago y en la que, curiosamente podemos ver también una camioneta, transporte habitual en estas partes de Cuba Oriental e igualmente un pedazo de la costa;


la tercera muestra la carretera que se hunde a lo largo de 157 kilómetros sierra adentro y en las que podemos encontrar un mundo de cosas.


viernes, 11 de enero de 2019

Curiosidad VIII

Las artes visuales son una forma excelente de expresar lo que sentimos. Cualquiera hoy en día puede tomar un teléfono celular por ejemplo y, sabiendo donde están las herramientas precisas, hacer sus propias obras. Estas las hice con un SAMSUNG hace unas cuaantas semanas atrás. Me parecieron hermosas. los modelos fueron mi hermana de diez años:




el perro que tenemos en casa (y la participación especial de mi pie izquierdo),


un libro sobre Lezama Lima en los que descanza un billete de 20$, mi mano y yo en shorts haciéndome una foto de perfíl hacia mis partes inferiores delanteras






 

miércoles, 9 de enero de 2019

He tocado el cielo con los ojos cerrados...




 ...poema escrito por Marilín Yamilet, una gran amiga en mi tiempos de adolescente...

He tocado el cielo con los ojos cerrados

He visto el Sol de cerca y me he fundido en él.

Me has hecho sentir muy amada, deseada.



Has hecho sentir el amor que no necesita palabras.

Déjame volar, no importa si el vuelo es corto.

Déjame batir las alas al compás del viento.



Escucho la música… es tu respirar,

Gotas limpias de sudor resbalando por mi piel.

Estoy dispuesta, agradecida, como quiero,

En tu compañía.

martes, 1 de enero de 2019

Mi último día en 2018


Yo no tuve un 31 de diciembre normal si se considera como tal pasar la jornada en familia o con los amigos en alguna parte, dándole vueltas a un puerco asado y tomándome unas cuantas copas de ron, esperando ancioso las doce de la noche para gritar a los cuatro vientos que he vencido trescientos sesenta y cinco días más de vida. La mañana la ocupé leyendo hasta cerca de las ocho treinta. Más o menos a esa hora me acordé de un lugar que de niño escuchase y que, ya de grande, visitáse con un amigo que vive al menos un kilómetro: las ruinas de una vieja mina abandonada y que en la actualidad gran parte yace bajo las aguas. Decidí entonces protagonizar la última aventura del año 2018 y diciéndome a mi mismo: ´´Luces, Cámara, Acción´´, emprendí el camino con mi sencillo equipo fotográfico para llevarme de recuerdo algunas cuantas instantáneas.

La mina es una de las viejas huellas que el imperio español dejase en los más de cuatro siglos que dominasen la isla de Cuba y queda ubicada en El Cuero. También visitaría a mi amigo y si no estaba muy ocupado en las cuestiones del 31, le pediría que me sirviera de guía. Estuve sobre la marcha quizas una media hora. En el batey de su casa preparaban ya la vara con el ocsiso. Después de saludarlo a él a su familia le propuse la idea.

´´Acabamos de matar y preparar el puerco´´ me dijo ´´si llegas más tarde y yo me hubiese quitado el traje este de burro que tengo, pago para ver quién me hace subir la loma´´ y, nos preparamos pues para llegar al sitio deseado. Su tío el capitán Senén y el viejo Felo se encargarían de poner la leña para ir adelantando.

´´Tenías que haberte puesto un pantalón y un pullover viejo, por donde tenemos que ir hay malezas y espinas´´ dijo mi amigo mientras recorriamos el sendero.

´´No te preocupes. No debe estar tan malo´´ profié.

´´Allá tú´´ me respondió mientras encendía la nikkon para hacerle una fotogafía. ´´después no te estes quejando que te rayaste o se te rompió el shorts´´

´´Mira, tómame una foto´´.
El editor de este blog
Mi amigo

El sendero conducía a la parte superior de la mina. Por el camino me acordé de su abuelo Pancho Carro. Eduardo, que es el nombre de mi amigo, me contó alguna que otra vez que el abuelo Pancho le contaba cuando niño la historia de la mina. Pancho era hijo de un gallego que a fines del siglo XIX llegáse a Cuba en busca de fortuna. En esas vueltas de la vida conoció a la bisabuela y aquí echó sus raíces las que hoy se traducen en una vasta descendencia.

El abuelo Pancho le contaba que de aquella mina los españoles sacaban hierro y manganeso.  Que un buen día de rutina y excavaciones para seguir extrayendo los minerales, unas arterias de agua subterránes explotaron guardando para siempre en sus galerías a unos cuantos mineros. El punto mágico de aquellas anécdotas del pasado radicaba en lo que en la actualidad se podía ver desde las alturas. Mi amgo y yo pronto estuvimos en la cumbre. Un poco antes tomando algunas muestras de piedras que ofrecen al visitante pistas de los metales hice ésta fotografía:
Muestra de piedra número 1
Muestra de piedra número 2

Ya en nuestro objetivo admiré la vista.

´´No te acerques demasiado al borde pues aquí se desmorona a veces el terreno´´´me advirtió Eduardo.
´´Se ve estupendo´´ le comenté.
´´Desde aquí una vez se cayó una vaca, no quedo pedazo sano. No te ecerques mucho´´
Entonces con suma cautela preparé la cámara para capturar la escena de esta forma:

Las paredes de la mina desde la cima

Paredes y superficie del agua
Superficie del agua que cubre la mina
Terminando revisé el material. Realmente allí no vería la calidad de las fotos. Eso sería cuando llegase a casa y las copiase para la computadora. Mi amigo y yo nos sentamos al lado de unos arbustos. Allí charlamos un buen rato sobre mi vida, sobre la de él hasta que le pregunté que cómo desde ese lugar bajaríamos hasta la orilla para tomar algunos cuadros en sentido contrario y que por favor, que no fuera pasando matas de espinas que abundan en el terreno, que ya tenía algunos rayones en los brazos apartando con ellos los gajos. Me dijo que estaba fastidiado porque por donde el pensaba bajarme había hasta que cruzar cactus que también habitan en gran número la zona.
´´Si no hubieses sido tan porfiado, no estarías ahora con la pintura rayada. Mira, por allá bajaremos´´ sentenció con la mano.

El descenso fue lento mientras conversabamos y Eduardo me contaba las travesuras que lo caracterizaron de muchacho. De cómo junto a una tropa formada por él, sus primos y unos cuantos mocosos más a los que les gustaba mataperrear, tenían de escenario las inmediaciones de la mina para sus infantiles aventuras. Efectivamente llegar hasta la anhelada orilla no fue tarea fácil. Saltando como sí fuésemos carneros, bajando por la pendiente, agarrándome de algunos arbustos mientras Eduardo haciendo uso de su dominio del terreno no tenía grandes percances. Cada ciertos metros miraba hacia atrás para cerciorarse de que le seguía el paso se sonreía al ver que yo había perdido aquella magia y seguridad que tenía como él cuando niño.

´´Parece mentira Olber, tú que prácticamente te has criado en estos montes. Apúrate que estamos cerca. ¿Ves?´´

Mi amigo tenía razón. Sin darme cuenta, andando despacito para no pescar una caída o estrellarme contra los garranchos con sus ramilletes de espinas y sujetándome de las piedras  estaba al lado de mi último destino para poder hacer las fotos finales. Delante de mi una hermosa planta de cactus. Especie que reitero, sobran ejemplares en dicha área. Me parece perfecto para una nueva instantánea. La tomo. Acto seguido y con ágiles movimientos por ya la cercanía me veo prontamente en la orilla. Maravillado hago las últimas tomas:
Vegetación típica de los alrededores de la mina
Mi amigo en el descenso

Desde la orilla en la que se puede observar la tierra que se corre
El color magestuoso del agua por los metales

Parte de la cima en el que hiciera las primeras fotografías
Mi amigo y yo regresamos a casa de éste en un santiamén. Ya el capitán Senén tiene lista la candela para montar el puerco. Allí revisamos parcialmente todo el material que pudimos reunir de nuestra aventura. Le explico a mi amigo lo que pienso hacer. Él no entiende mucho de esas cosas: de escribir un artículo ni menos verme como un escritor de cualquiera de las formas que yo pueda serlo. Comparto un rato con ellos antes de volver a mi hogar. Milagro, la esposa de Senén me cuenta de cómo me escucha por la Radio todas las mañanas que puede. Nomás le respondo que aún no me considero bueno en lo que hago, que sigo siendo un aprendiz.

Como a las cuatro de la tarde me despido de todos deseándoles buen fin de año. Retorno a mi lugar tranquilamente. Solo. En el aire ya se siente olor a la carne asada. Por donde quiera equipos de audio suenan con cumbias, guarachas, se escucha al maestro Candido Fabré. Va cayendo la tarde del último día de 2018. Yo volveré a mis libros, a la televisión: veré lo que hay en cartelera. Esperaré junto a radio Reloj las doce. Me daré a mi mismo felicidades y me iré a dormir no sin antes de esbozar en papel electrónico la historia que les acabo de contar.

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