sábado, 26 de agosto de 2017

ESPEJISMO


     Una de las puertas estaba entreabierta y la empujé suavemente. Llamé, nadie me respondió. En los cuartos las sábanas estaban revolcadas sobre las camas y descubrí entre ellas los esqueletos de sus moradores. Supe quienes eran. Hasta recordé las veces en las que nos reímos juntos. De regreso en la sala me senté a reflexionar. Afuera el paisaje semejaba una pintura abstracta. Con mis ojos, (de fantasma u hombre extremadamente longevo) recorrí todo aquel sitio. A unos metros veía el camino que conducía a mi antigua casa. Estaba cerrada. Debajo de los matorrales los jardines seguían intactos. Continuaban en pie los mismos árboles, e incluso aquellos que habían sido cortados por mi padre. Como salidas del aire aparecieron gentes que nunca había  visto. Deduje que serían los nuevos inquilinos del barrio. No pronuncie palabra. Cada cual tomó rumbos hacia sus viviendas sin saber por qué lo hacían. Los maldije. Después bajé un trillo buscando el río en donde aprendí a nadar. Sus aguas estaban sucias. Sus orillas llenas de mierda de vaca. Metí los pies en el fango hasta los tobillos. Resbale y caí. Alguien lo advirtió y me gritó. Reconocí la voz. Era mi antiguo profesor. Al parecer no era el único fantasma u hombre extremadamente longevo sobre la faz de una tierra, que sin saber cuándo ni por qué se había vuelto abstracta.

Aserradero, 15 de julio de 2016.

domingo, 13 de agosto de 2017

Picar piedras en Cuba es un trabajo

Los Picapedreros de Gustav Courbet
 
En muchas jornadas veraniegas, en las que cesan las actividades docentes a las que me dedico como profesor de Historia, aquí en el oriente de Cuba, el dinero de las vacaciones empieza a esfumarse de mi bolsillo. He tenido que sudar picando y sacando piedras para buscarme unos quilitos y al menos comer dignamente.

A raíz del esforzado tiempo que he vivido un par de meses haciendo este trabajo, me han entrado mucho ganas de escribir sobre los picapiedras de  Contramaestre. Nada mejor entonces que conversar con uno de mis parientes, que lleva unos cuantos años, jugándosela en esta aventura.

OGF(Olber Gutierrez Fernandez)
-¿Es verdad que sacar piedras da dinero? – pregunté para provocarlo.

P(Pariente)
-Bueno, si trabajas con inteligencia y sin maltratarte, vale realmente la pena. – Responde muy tranquilo.

-¿Es un trabajo duro entonces? –Insisto.

P-Sí, hay que cogerlo con calma, sin matarse. Si lo coges con mucha furia te revienta. Mira, ahora mismo me pasé un mes sin trabajar porque el tractor se rompió; pero lo aproveché para recuperarme físicamente.

-¿Qué se necesita para ser un picapiedras?

P
 Un par de guantes, pantalón, camisa a mangas largas, machete, barreta y mandarria. Se trabaja en lugares intrincados, donde hay  mucho guao, bejucos con espinas, alimañas de todo tipo.

-¿Vale la pena un trabajo así?

No tenía zapatos y otras cosas que me hacían falta y gracias a mi consagración aquí,  me los compré. Es una pincha en que te la pasas al sol el día entero, gastando energía y haciendo fuerza; para el que no esté adaptado, es muy perjudicial para la salud. Un error te puede crear una hernia o joder la columna.  Es tres veces más gasto de energía que cualquier trabajo simple. Hay que sacar las piedras, llenar la carreta y hacerlo con las exactas, porque si no la llenas bien, no hay buena paga.

-Sacarlas y llevarlas al vehículo que va a trasladarlas es un tremendo desafío. ¿Verdad?

Para uno solo es una mañana trabajando sin descansar;  pero cuando somos más, comenzamos a las siete y antes de la diez tenemos dos carretas llenas. Cuando el tractor llega, nos pasamos media hora cargando cada carreta.

-¿Crees que sacar piedras es un trabajo digno?

No es un trabajo vinculado al Estado; no pagas seguridad social;  pero es algo muy digno, pues no te perjudica, ni te enreda con la ley.

- ¿A qué peligros te expones día a día?

Usamos guantes, sin ellos esto es una locura. Yo he recibido unos cuantos picotazos de alacranes, arañas peludas...

-¿Cómo eligen los lugares para sacar piedras?

En mi caso ya tengo un lugarcito para trabajar que no tiene nada que  ver con las fincas de los campesinos.

-¿Hay muchas personas aquí en Contramaestre que se dedican a picar piedras?

-Hasta donde se, somos unos cuantos grupos, por lo menos aquí en la zona donde trabajo. Mira, ahí mismo, al frente, hay dos socios metidos en su pedacito.

No es algo fijo. A veces los mismos tractoristas son los que eligen donde hay buenas lajas. A mí me dijo uno donde había y nos fuimos a inspeccionar. Nos pusimos de acuerdo y nos quedamos.

¿Vale la pena tanto esfuerzo?

-Es un trabajo donde inviertes no más que tu fuerza y acaso la merienda que llevas. Merienda que en todo momento debe ser reforzada. Para tener una saca de piedras, hay que estar bien alimentado dada la intensidad de lo que hacemos. Otra cosa, es mejor que la merienda sea económica porque si la buscas muy cara no da la cuenta. El objetivo es gastar menos para hacer más.

Al principio yo me mataba, pero poco a poco le cogí el ritmo y saco una carreta diaria; son 100 pesos (4 CUC).

-¿Adónde llevan las piedras?

Al molino de Ariel en Cruce de Anacahuita, allí es convertida en múltiples fines.  Tiene un contrato con Fábrica de Puentes. Cuando a esta última se le acaba la materia prima para hacer piezas prefabricadas, mandan carros allí  y van cumpliendo sus planes.

Hablemos ahora de dinero. ¿Cuánto vale cada carreta de piedras?

De cincuenta a cien pesos. El del molino paga al del tractor y el tractorista viene y te da lo tuyo. 

-¿Trabajas todos los días?

El día que no saco piedra, es dinero que me dejo de buscar y la cosa está muy mala. Uno de los trucos claves de esto es que tienes que ser constante. No podemos obviar el descanso, pero si el cuerpo está en óptimas condiciones, fuego a la lata, digo, a las piedras. En los primeros meses trabajaba de domingo a domingo.

Ganas entonces unos 700 pesos a la semana, que en el mes vienen siendo 2800 (112 CUC). ¿Trabajar así, con esa entrega, no te ha traído problemas de salud?

Los que nos aventuramos en esta pincha aprendemos con el tiempo. Al principio te duele el cuerpo, pero luego te vas adaptando.

¿Cómo es un día sacando piedras?

Yo me levanto a las cinco y media de la mañana. Como vivo distante en lo que llego son las siete. Empiezo. Como a las diez hago un receso y me como la meriendita. De ahí comienzo otro turno hasta las doce. Luego almuerzo lo que llevo y tengo un lugarcito donde me doy una breve siesta, hasta hecho un sueñito. A las tres me pego hasta a las cinco y algo más. Cuando quiero aprovechar el día me extiendo hasta la más profunda oscuridad. Después, retirada a casa, baño, comer y a la cama.

¿La saca de piedras es todo el año?

Lo hacemos por temporadas porque es muy duro. No podemos decir que nos vamos a dedicar por entero a ello; trabajamos tres o cuatro meses y hacemos un dinero rápido. No es lo mismo ganarse 25 pesos al día en una empresa estatal, que cien pesos en un rato. La necesidad obliga, ¿entiendes?

Por donde quiera que tú lo mires es mejor. Aquí se gana una platica limpia; no le robas a nadie y sobre todo, lo haces con el sudor de tu frente.

Guamo: Identidad de los guaménses

 
Conozco gente de ciudad que si le dices dónde vives no pueden aguantarse el mal de gesto de asombro y dicen que eres donde el diablo dio cinco voces y nadie lo oyó. Así me ha pasado con Guama, el municipio montañoso que se enclava al oeste de Santiago de Cuba, aquella villa fundada por el adelantado Diego Velázquez y en al cual tengo la dicha de vivir hace más de quince años. Demás está decir que esas situaciones a nadie le gusta sobre todo si te ofenden el lugar donde has despertado tantas mañanas de tu vida. No soy guamense de nacimiento más cuando vine a vivir aquí el verde de las montañas y el azul del mar me adoptaron para hacerme hoy lo que soy. En Guamá reside un mundo maravilloso. Sus residentes loma arriba apenas en la actualidad comienzan a abrirse paso en el mundo globalizado. Mi comentario puede ser buen pretexto para una otra crónica. Quiero hablarles en esta de una obra que recibe al viajero que llega a la capital municipal tanto como a los cubanos o al extranjero. Es el caracol (o Guamo), una obra que identifica al municipio y está situado a mano derecha frente a las cadenas de tienda CIMEX. Tuve la oportunidad de dialogar con Yoandris Arañó, otro hijo orgulloso de su terruño y uno de los dos hermanos que trabajaron en el proyecto. Aquí les va sin más el resultado de la pequeña entrevista pero muy importante que me concediera:

-¿Cuándo surgió la idea de este proyecto y quienes fueron sus protagonistas?

-La idea surgió a mediados de 2015 cuando Benigno Rodríguez Torres*** nos habló acerca de crear una obra que identificara al municipio. Nos propuso varias opciones y por ejemplo la que más funcionaba era la del Caracol. Los protagonistas mi hermano y yo. (Yoandris y Yoendris Arañó. Pintor y Escultor respectivamente). Con el apoyo de Benigno y la institución de Comunales que nos brindaron el espacio y el financiamiento de la obra. Esta fue realizada en cuatro meses y medio.

-¿Quiénes creyeron que se podía realizar la obra y quienes no?

-Creímos en la obra nosotros y nuestra familia, conocidos; demás está decir, o para qué, quienes no.

-A raíz de aquellos que dudaron, ¿Tuvieron ustedes miedo?
-Fue un reto. Nunca tuvimos miedo.

-¿Cómo ha aceptado el pueblo la obra?

-La obra tuvo buena aceptación. El pueblo se siente identificado con esta y siempre hace actos de reconocimiento sobre todo cuando nos detiene en la calle para preguntarnos y hablarnos de ella. Tienen un muy buen criterio como de nuestro trabajo como de nosotros los artistas.

-¿Crees que el Guamo representa dignamente al municipio?

-Creo que el Guamo comienza a identificar el municipio porque el ícono de siempre ha sido el Pico. Creo que el Guamo funciona mejor.

-¿Cómo artista cual ha sido tu experiencia con este proyecto?

-Me sentí muy emocionado al ver el resultado final pero sin embargo en el proceso de creación como muchos otros la disfrute más ya que a la vez tuvimos contacto con el público, trabajando a veces hasta la nueve treinta de la noche, otras hasta las diez lleno de cemento yeso o barro. Mi papá nos ayudó así como otras personas de Chivirico. Ha sido muy interesante y no la voy a olvidar nunca.

-Dices que hasta las nueve treinta, otras hasta las diez. ¿Cómo fueron esas jornadas? Es decir, ¿A qué hora comenzaban? ¿Cuáles fueron algunos de los pasos?

-Empezábamos a las siete u ocho en los talleres de comunales. Hicimos primero la base (encima de una llanta de un carro pequeño). Empezamos a soldar los alambres y cabillas. Utilizamos barro para modelar la pieza (Proceso que duró tres meses, no hubo dificultades.) el yeso utilizado fue comparado en Holguín. (Se utilizaron 10 libras). Luego se trabajó en el área en donde se iba a montar la obra (diseño del espacio). Esperamos unos diez días para que se endureciera la pieza dentro del molde. Después trabajamos en el acabado (figura final que se puede observar).

-¿Qué recuerdas del día de la inauguración?

-El día de la inauguración se celebró un acto que hizo referencia en todos sus aspectos al municipio (Guamá). No faltó la participación de Benigno que expuso las palabras de presentación, representantes de la casa de cultura municipal y el pueblo que fue el principal protagonista.
 
-¿Algún mensaje para aquellos que aún no se deciden a realizar las suyas?

-Solo tengo una sola cosa que decir; arrancar y no pensar.

Mayo 21, 2017.

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