![]() |
Caricatura de Armando Rubio |
Para él éramos “catetos a la hipotenusa”, los
que no disparábamos ni un chícharo en sus clases de matemáticas y lleno de ira
se le ponía la cara roja de rabia cuando mandaba a algunos (y especialmente a
mi primo Ernesto recuerdo) a la pizarra, pero estos para joder hacían mal los
ejercicios, a veces por no saberlos de veras, otras por solo llevarle la
contraria. Los muchachos incluyéndome a mí, que quedaban de la parte de acá, de
las sillas y mesas en condición de espectadores, gozábamos de lo lindo con el
espectáculo hasta prácticamente orinarnos de la risa. Su nombre era (es)
Armando Rubio y ya tenía unos cuántos años dando sus lecciones de “tangentes y
directrices” en aquella secundaria básica en la que algunas semanas atrás había
yo ingresado contento de ir vestido de uniforme amarillo, muy distinto éste al
que había llevado durante seis años previos amarrándome al cuello pañoletas
azules y rojas. Corría por aquel entonces el primer mes del ciclo lectivo
2002-2003 en la Ciro Redondo
García en un lugar llamado Caletón Blanco.
No poseo ninguna fotografía del profesor de
quien les hablo. Solo esta caricatura que le hiciera Zulema García Prado, una
Instructora de Arte amiga mía en la especialidad de Plástica tiempo antes de
que se retirara definitivamente hará menos de tres años. Compartí con Rubio no
únicamente siendo su alumno y en el octavo grado que fuera mi profesor general
integral, también tuve el placer de tenerlo como compañero cuando cursaba mi
cuarto curso de estudios pedagógicos y
me tocara hacer las prácticas docentes en aquel centro donde hiciera mis
travesuras de adolescente. Recuerdo con cariño de este periodo no lejano en mi
historia, sobre todo los mediodías en que nos sentábamos a reposar el almuerzo
y me contaba anécdotas de su juventud.
Desde mis tiempos de alumno hasta aquellos en los que sin proponérmelo llegué a
ser, reitero, un compañero de trabajo más a su lado, a este inolvidable educador
todos sin excepciones brindaban gigantesco respeto. Nadie podía tacharle
ninguna conducta inadecuada que mereciese lo contrario. Comparto con ustedes la
caricatura que, archivada entre los papeles de Zulema, recientemente encontrara
mientras revisaba con la vista viejos dibujos realizados por ella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario