martes, 24 de marzo de 2020

Apuntes sobre José Soler Puig


José Soler Puig 1916-1996 (Tomada de Internet)
Si mis memorias no me traicionan, el primer encuentro que tuve con la obra de José Soler Puig fue en aquellos tiempos en que cursaba mis estudios secundarios a inicios de los años 2000. Específicamente en los turnos de Español Literatura e Historia en el que me hablaron también en algún momento del premio Casa de las Américas 1960, otorgado a esa obra cumbre de las letras cubanas (pero primeramente santiagueras) que es “Bertillón 166”, una novela exquisita que tiene el mérito de narrar su trama haciéndote un personaje más entre aquellos héroes, conocidos o anónimos, que luchaban en la Santiago de Cuba de finales de la década de los cincuenta del siglo XX contra el régimen del Guajirito de Banes. Después, haciendo como única referencia haber visto en 2008 la película de Rebeca Chávez “Cuidad en Rojo”, basada la misma en la obra de Soler Puig, oí hablar poco de este escritor hasta mayo de 2014, en el que haciendo mis prácticas docentes en el cuarto curso de mi carrera como futuro profesor de Historia, la todavía activa profesora que antaño me hiciera saber de la existencia del insigne santiaguero, una tarde de viernes me prestó un ejemplar con fines educativos de “Bertillón…”.

Recuerdo que ese fin de semana no hice más nada que leerme la obra sentado en soledad a la orilla del mar, y atrapado bajo los efectos de la buena literatura que es esta joya, pude ver con mis propios ojos los cadáveres comidos por las auras… a los esbirros asesinos escupiendo calamidades y fuego delante de mí con sus rifles por todo lo alto… las torturas en el Cuartel Moncada… la sangre en las calles pidiendo justicia... en fin: fue tanta la admiración que sentí en mi espíritu que no pude evitar escribir un cuento llamado “Ricardo” aquella semana entrante.

Haría el presente texto demasiado largo si me pusiera a explicar cuándo y dónde conseguí un importante material publicado en la Editorial Oriente sobre la vida y obra de este hijo legítimo de Santiago. Sólo me limitaré en decir que aún no lo devuelvo y creo que lo conservaré para siempre conmigo. En el mismo me puse al tanto de otros títulos salidos de su ingenio, como el ejemplar de “Un Mundo De Cosas” que aún está en cola para su debida y oportuna lectura por parte mía. También tengo junto a éste uno de Bertillón 166 del que he vuelto a revisar algunas líneas y en el que me he dado cuenta que puedo volver a los cuarenta o sesenta u ochenta a leerlo nuevamente, pues es un volumen que nunca perderá la frescura en cada ocasión y la maestría con la que fuera escrito persistentemente estará viva.

José soler Puig es un ejemplo resistente de lo que significa ser escritor desde tierra adentro, alejados de importantes arterias citadinas como lo es la capital de la isla, dejándonos como legado fuerte y claro, que vivir en lugares tocados por el llamado fatalismo geográfico no te hacen ser notable dentro de algún aspecto cualquiera que sea este. El que trasciendas o no depende en gran medida de lo que seas capaz de hacer por tus propios esfuerzos y sin dudas, es ello lo que te hace visible ante el paso agigantado del tiempo. 

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