lunes, 9 de abril de 2018

De la cultura culinaria en Guamá.





En los casi 160 kilómetros que tiene el litoral del municipio costero de Guamá en esta región sur oriental de Cuba, el turismo, ya sea nacional e internacional, tiene una exquisita presencia justificada en lo atractivo de su naturaleza, la cálida limpieza que muestra nuestro pedazo de Mar Caribe y por sus ofertas bien realizadas en estética y gustos de sus comidas. Desde sitios renombrados como lo son el hotel Brisas Sierra Mar y su sucursal Los Galeones hasta sencillos establecimientos administrados por pequeños cuentapropistas, la cocina criolla o la recreación de platos foráneos atraen a miles de comensales que una vez idos quieren siempre repetir la experiencia. ¿Será grata esa mezcla imparable de salitre que nos caracteriza junto al aroma de la carne de puerco asada o de los filetes de pescados a la parilla? En el kilómetro 29 de la ruta hacia Chivirico desde Santiago de Cuba el paladar de Alexis el Negro me puede respaldar la interrogante planteada.
Alexis el Negro un buen día decidió comenzar lo suyo. Implementó transformar la parte trasera de su casa aprovechando la geografía y sus potencialidades. Al norte el exuberante verdor de la Maestra, al sur el mar mostrando signos de vida en el constante ir y venir de las olas.
Al Alexis lo acompaña su equipo. Las jornadas de trabajo, intensos. El Negro me ha dicho en reiteradas ocasiones que la inmediatez del servicio y la calidad para y con el cliente deben ser efectivas. Por eso los del equipo saben que trabajando allí hay que despojarse de la lentitud; siempre está la imperiosa necesidad de utilizar bien el tiempo entonces.
El establecimiento se llena y diversos son los anónimos bañistas que prefieren consumir los productos ofrecidos por el Negro. Estos son extraídos, como ya dije, desde las carnes criadas en los corrales del campesino hasta las diferentes especies comestibles del océano comercializadas por pescadores que en alta horas de la noche se echan a la ventura de sus botes armados de linternas, tramayos, cordeles y anzuelos.
Es, en este último ejemplo citado donde hay más demanda. Puedo percatarme de esto cuando los fines de semanas dejo de ser un licenciado para tirarme al hombro el saco hecho mochila y con hielos torturándome la espalda le llevo al Negro unos cuantos para así ganarme algo extra. Claro que no desactivo al periodista: ese no deja de estar a la caza de una buena historia y allí ha visto buenas señales. Argumento perfecto con el cual a mi juicio escribir este artículo.
Para condimentar los platos se utilizan hierbas aromáticas como el perejil, vegetales frescos cultivados en las cercanías como tomate de ensalada, pepino, habichuela, lechuga, remolacha entre otros, salsas frescas a base de aceite de oliva y, los filetes de carne de cerdo, de pulpo, sierras, chernas, sardinas, mariscos. También tienen el arte de crear postres variados a base de arroz y leche, queso, flan chino, gelatina, decorados estos últimos con algunas hojitas de menta y algunos caramelos.
El equipo coce los productos utilizando carbón vegetal cien por ciento cubano, extraído este de los hornos en los montes adyacentes. La presencia de los cubiertos y losa complementan la obra. No faltan las clásicas cervezas Cristal o Bucanero, el trago de ron preferiblemente Havana Club y para los pequeños, refrescos en vasos seleccionados para el momento. El Negro y su equipo son tímidos ante las cámaras. Solo pude ´´negociar´´ algunas fotografías del menú preparado listo para ser servido. Cierro este trabajo haciendo gala de las instantáneas además de la que ya está de portada:               





Plato no. 1
Plato no. 2

Postres


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