Vista frontal de la Victrola |
´´The Victor Talking Machine Company´´
fue una empresa estadounidense existente, al menos con ese nombre, entre los
años 1901 y 1930. Su objetivo: construir máquinas parlantes que se dedicaran a reproducir
música en sus primeros formatos de grabación. Algo así como las tatarabuelas de
las memorias digitales de reproducción de hoy día. Según la tradición, del
nombre Víctor, usado para denominar la empresa, se derivan las palabras
victrola y vitrola en el argot popular. De aquellos artefactos construidos hace
más de una centuria deben ser pocos los que quedan funcionando aún y tal es el
caso del ejemplar puesto en portada, una victrola de cuerdas que su dueño
Leonel Fernández asegura data de 1914. La pieza conserva también una colección
de más de setenta discos originales de la época. En esta fonoteca se encuentran
archivos de un valor histórico como ´´Rigoletto´´ de Verdi en la voz de la
soprano María Barrientos, autografiados por ella misma o una llamada ´´Star
spangled banner´´ interpretada por la banda ´´Pryor´´, fechado este último en
1903 o 1909, por citar dos ejemplos. Como dato complementario, el primero fue
editado por la ´´Societa´ Italiana de Fonotopía´´, casa que se dedicara a
grabar clásicos. Todos estos discos fueron manufacturados en fechas anteriores
a 1920.
No
recuerdo cómo llegue a conocer la historia en palabras del mismo Leo, apodo con
el que se le conoce en Aserradero al dueño y localidad dicho sea de paso, donde
se escribieran páginas mambisas a las órdenes del mayor general Calixto García Iñiguez
a fines del siglo XIX. Después de tanto insistirle y explicarle para qué, pude
lograr ver con mis propios ojos aquella maravilla todavía presente en una era
donde el audio digital impera si de cuestiones musicales se trata. Aquel lunes
en medio de un sol caliente que derretía sienes, salí hacia mi casa pensando no
tanto cómo ordenar este texto, sino en las preguntas adecuadas para lograr una
buena entrevista de excelente provecho sobre esta pieza. Luego de organizar algunas
y tener otra sesión con Leonel, estos fueron los resultados:
¿Cómo entra la victrola a formar parte de la
familia?
Ésta victrola perteneció originalmente a mi
bisabuelo que la compró a inicios del siglo XX. Se llamaba Antonio Fernández. Había
venido de España como combatiente por el colonialismo y luego se volvió mambí. Él vivía en San Luis.
Quizás la compró en este poblado o en Santiago cuando contrajo nupcias con mi
bisabuela, que, nacida aquí también, sus padres eran peninsulares. Estos tenían
un trapiche entre San Luis y Palma Soriano, específicamente en El Corojal. Cuando
era niño logré ver las pailas de hierro donde se cocinaba el guarapo.
¿Qué tiempo la tuvieron?
Tuvieron la victrola hasta la década del 60 en la
que ambos murieron. Yo tenía alrededor de unos 7 u 8 años. Pasó entonces a mi
casa, a manos de mi madre, una de sus tantos nietos. Todavía vivíamos en San
Luis con toda la familia. Nunca dejó de ser de mi madre o mejor dicho de toda
la casa. Era yo quien siempre la cuidaba dándole mantenimiento, la engrasaba, limpiaba
los discos y los ponía para que no se me chivaran, ¿entiendes?
Guarda discos de la victrola |
¿Le tienes estima aunque sea un objeto?
La quiero como a mi hija. A través de sus discos empecé
a familiarizarme con compositores de música cubana e internacional. Ritmos como
el son, la guaracha, el punto cubano que acaba de ser nombrado patrimonio inmaterial
de la humanidad, trabajos de Puccini, de Verdi, famosas por aquel entonces y ahora.
En la casa teníamos otros equipos: tocadiscos, radios, pero puedo asegurarte:
ninguna de estas cosas han sobrevivido al deterioro impecable del tiempo.
¿Cuál es el primer recuerdo que tienes de
ella?
La primera imagen que guardo de ella se remonta a
mi niñez. Mi madre la ponía y yo sentadito en el balance me preguntaba dónde
estaban las gentes que cantaban y hasta me las imaginaba. Es un objeto que
llama la atención por su talle y su estructura. Además es curiosa por ser un
equipo sin ninguna instalación eléctrica a la que estamos acostumbrados sino que
se activa dándole cuerda con su manigueta y se oye igual que una eléctrica
preservando su toque mágico.
Entonces, ¿sientes orgullo en que sea de tu
propiedad?
Es lógico sentir orgullo en tener algo así porque a
sus 114 años (o tal vez más) de fabricación aún se mantiene en pleno
funcionamiento. Los discos están grabados en 78 rpm que en la actualidad no
existe. El material con el que están hechos es excelente –Leonel toma uno y me lo muestra -. ¿Ves?
¿Es agradable escuchar esta música antigua?
No podemos obviar la calidad de la música que se
graba ahora con instrumentos tan sofisticados, pero no deja de ser agradable y único
cuando nos reunimos, ya sea en familia o con las amistades a escuchar estas
reliquias que aunque activas son históricas. Me siento alagado con esto de
muchas formas. Nadie por los alrededores, al menos que yo conozca, posee una
aun en uso...........
1 comentario:
Hermano mío, me siento orgulloso de haberte iniciado en este mundo del periodismo alternativo, de la blogosfera. Esta entrevista es una joyita, te aseguro que desde ya se convierte en un documento de incalculable valor histórico….Te felicito, porque finalmente, vas logrando conseguir un tono, un ritmo, y escribes ya con bastante limpieza….Todavía algunos detallitos, como el “me entiendes”, que no aporta nada……El video debe ir como parte de la entrevista, no aparte…Es muy fácil de hacer….Me la llevo para el Caracol de agua…Desde allá promuevo su lectura. Abrazos: ARNOLDO
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