viernes, 2 de marzo de 2018

Una "Victor Talking Machine" activa



Vista frontal de la Victrola
´´The Victor Talking Machine Company´´ fue una empresa estadounidense existente, al menos con ese nombre, entre los años 1901 y 1930. Su objetivo: construir máquinas parlantes que se dedicaran a reproducir música en sus primeros formatos de grabación. Algo así como las tatarabuelas de las memorias digitales de reproducción de hoy día. Según la tradición, del nombre Víctor, usado para denominar la empresa, se derivan las palabras victrola y vitrola en el argot popular. De aquellos artefactos construidos hace más de una centuria deben ser pocos los que quedan funcionando aún y tal es el caso del ejemplar puesto en portada, una victrola de cuerdas que su dueño Leonel Fernández asegura data de 1914. La pieza conserva también una colección de más de setenta discos originales de la época. En esta fonoteca se encuentran archivos de un valor histórico como ´´Rigoletto´´ de Verdi en la voz de la soprano María Barrientos, autografiados por ella misma o una llamada ´´Star spangled banner´´ interpretada por la banda ´´Pryor´´, fechado este último en 1903 o 1909, por citar dos ejemplos. Como dato complementario, el primero fue editado por la ´´Societa´ Italiana de Fonotopía´´, casa que se dedicara a grabar clásicos. Todos estos discos fueron manufacturados en fechas anteriores a 1920.

    No recuerdo cómo llegue a conocer la historia en palabras del mismo Leo, apodo con el que se le conoce en Aserradero al dueño y localidad dicho sea de paso, donde se escribieran páginas mambisas a las órdenes del mayor general Calixto García Iñiguez a fines del siglo XIX. Después de tanto insistirle y explicarle para qué, pude lograr ver con mis propios ojos aquella maravilla todavía presente en una era donde el audio digital impera si de cuestiones musicales se trata. Aquel lunes en medio de un sol caliente que derretía sienes, salí hacia mi casa pensando no tanto cómo ordenar este texto, sino en las preguntas adecuadas para lograr una buena entrevista de excelente provecho sobre esta pieza. Luego de organizar algunas y tener otra sesión con Leonel, estos fueron los resultados:

¿Cómo entra la victrola a formar parte de la familia?

Ésta victrola perteneció originalmente a mi bisabuelo que la compró a inicios del siglo XX. Se llamaba Antonio Fernández. Había venido de España como combatiente por el colonialismo y  luego se volvió mambí. Él vivía en San Luis. Quizás la compró en este poblado o en Santiago cuando contrajo nupcias con mi bisabuela, que, nacida aquí también, sus padres eran peninsulares. Estos tenían un trapiche entre San Luis y Palma Soriano, específicamente en El Corojal. Cuando era niño logré ver las pailas de hierro donde se cocinaba el guarapo.

¿Qué tiempo la tuvieron?

Tuvieron la victrola hasta la década del 60 en la que ambos murieron. Yo tenía alrededor de unos 7 u 8 años. Pasó entonces a mi casa, a manos de mi madre, una de sus tantos nietos. Todavía vivíamos en San Luis con toda la familia. Nunca dejó de ser de mi madre o mejor dicho de toda la casa. Era yo quien siempre la cuidaba dándole mantenimiento, la engrasaba, limpiaba los discos y los ponía para que no se me chivaran, ¿entiendes?
Guarda discos de la victrola

¿Le tienes estima aunque sea un objeto?

La quiero como a mi hija. A través de sus discos empecé a familiarizarme con compositores de música cubana e internacional. Ritmos como el son, la guaracha, el punto cubano que acaba de ser nombrado patrimonio inmaterial de la humanidad, trabajos de Puccini, de Verdi, famosas por aquel entonces y ahora. En la casa teníamos otros equipos: tocadiscos, radios, pero puedo asegurarte: ninguna de estas cosas han sobrevivido al deterioro impecable del tiempo.


¿Cuál es el primer recuerdo que tienes de ella?

La primera imagen que guardo de ella se remonta a mi niñez. Mi madre la ponía y yo sentadito en el balance me preguntaba dónde estaban las gentes que cantaban y hasta me las imaginaba. Es un objeto que llama la atención por su talle y su estructura. Además es curiosa por ser un equipo sin ninguna instalación eléctrica a la que estamos acostumbrados sino que se activa dándole cuerda con su manigueta y se oye igual que una eléctrica preservando su toque mágico.

Entonces, ¿sientes orgullo en que sea de tu propiedad?

Es lógico sentir orgullo en tener algo así porque a sus 114 años (o tal vez más) de fabricación aún se mantiene en pleno funcionamiento. Los discos están grabados en 78 rpm que en la actualidad no existe. El material con el que están hechos es excelente –Leonel toma uno y me lo muestra -. ¿Ves?

¿Es agradable escuchar esta música antigua?

No podemos obviar la calidad de la música que se graba ahora con instrumentos tan sofisticados, pero no deja de ser agradable y único cuando nos reunimos, ya sea en familia o con las amistades a escuchar estas reliquias que aunque activas son históricas. Me siento alagado con esto de muchas formas. Nadie por los alrededores, al menos que yo conozca, posee una aun en uso...........





1 comentario:

ARNOLDO FERNANDEZ VERDECIA dijo...

Hermano mío, me siento orgulloso de haberte iniciado en este mundo del periodismo alternativo, de la blogosfera. Esta entrevista es una joyita, te aseguro que desde ya se convierte en un documento de incalculable valor histórico….Te felicito, porque finalmente, vas logrando conseguir un tono, un ritmo, y escribes ya con bastante limpieza….Todavía algunos detallitos, como el “me entiendes”, que no aporta nada……El video debe ir como parte de la entrevista, no aparte…Es muy fácil de hacer….Me la llevo para el Caracol de agua…Desde allá promuevo su lectura. Abrazos: ARNOLDO

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