lunes, 30 de abril de 2018

Personajes Guamenses: Dos Ciros… algo en común.



Ciro Elio Pérez Jiménez en su juventud

Rey de los medos y persas, Ciro I fue un conocido gobernante de la Historia Antigua de la humanidad. Es mencionado en la Biblia al final del libro de 2da de Crónicas y a principios de Esdras, el que narra pasajes de la vida de uno de los sacerdotes que pudo regresar de la deportación para ver la reconstrucción del templo de Jerusalén después de un exilio de más de setenta años. Muchos desde entonces han llevado a cuestas este nombre a lo largo y ancho del tiempo en las diferentes culturas del globo terráqueo y los cubanos no nos hemos escapado a la tradición. Han existido pues en la mayor isla del Caribe cientos y cientos de lugareños llamados Ciro.

El artemiseño Ciro Redondo García nació en la antigua provincia de la Habana el 9 de diciembre de 1931. Su figura trasciende en nuestra historiografía por haber sido uno de los más relevantes hijos de Artemisa y sobre todo, por ser el guerrillero caído en el famoso combate de Mar verde del Turquino el 29 de noviembre de 1957 contra las tropas batistianas al mando de Sánchez Mosqueda, tristemente recordado por sus crímenes hacia la población campesina en la zona de operaciones. Redondo García tiene por tal razón un lugar eterno en la lista de héroes que los guamenses conservan en la memoria. Motivo suficiente por el cual una vez constituido el sistema de Secundarias Básicas en nuestro territorio la que se sitúa en el Consejo Popular de Caletón Blanco lleva su nombre en forma de homenaje.

Otro Ciro, Ciro Elio Pérez Jiménez, nació aquí en la Sierra Maestra el 30 de marzo de 1940 viviendo parte de su vida en el Aserradero donde creó afición por el pasado de la Patria, la poesía costumbrista y la música. Fue con estas tres tendencias cultivadas que se empezó a ganar la admiración y el respeto de todo el pueblo que todavía le recuerda. Ciro creció en las vicisitudes del campesino de entonces. Se ganó la vida de diferentes formas. Una ellas fue la de hacer hornos de carbón como muchos de los hijos de la entonces provincia de Oriente alejados de la cotidianidad de las ciudades. Escucho a diario cómo los diferentes personajes que deambulan en sus quehaceres por el poblado hablan sobre él como si se lo fuesen a encontrar a la vuelta de la esquina.

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Estos dos Ciros, además de compartir nombre de pila, poseen algo en común que los une incuestionablemente a pesar de sus evidentes nacimientos en contextos algo diferentes. Del punto que los conecta me cuenta la vecina Ángela Ro Gutiérrez quien fuera en antaño mi profesora de Geografía en la propia Ciro Redondo y que de manera decisiva es la inspiradora de esta crónica:

   ´´Se buscaba un himno para las escuelas locales del territorio´´ me comenta Ángela mientras estrega algunas prendas en la batea que tiene en el patio de su casa´´. Eso fue a inicios de los años dos mil. Nos dijeron en una reunión de la existente necesidad de que alguien escribiera una marcha para que nos identificara. Era una tarea propuesta, si la memoria no me falla, por el Ministerio de Educación o del Partido. No recuerdo si fui yo quien se ofreció o me lo encomendaron. Sabia de un vecino de mi localidad, destacado en los actos culturales, amante de la música y de la composición, habilidoso para dibujarlas en el aire. Su nombre era Ciro Elio Pérez Jiménez.
   Contacté con él y le di los datos biográficos del otro Ciro. Por ejemplo: dónde había nacido y cuáles eran las cosas meritorias de su vida. Ya él tenía nociones efecto de que se las pasaba estudiando temas sobre el pasado histórico de Cuba. Le especifiqué exactamente lo que queríamos tener y no lo pensó dos veces. Cuatro días luego ya lo tenía compuesto. Disfrutaba de las sencillas variantes en las que se puede escribir y resaltar sin ser profesional declarado en la literatura. Nació con ese arte. Así se mantuvo hasta sus últimos días. Cuando me entregó el manuscrito no hizo alarde en querer leerlo. Pasé la vista al papel y estaba genial.  Su pérdida física fue un duro golpe para la cultura local.
Estudiantes de la escuela Ciro Redondo García
   De vuelta a la escuela se lo entregué a Iraide Paumier que en aquellos tiempos era la guía de los pioneros. La dirección de entonces se preocupó de que todos los grupos se prendieran la letra en los espacios libres que no afectaran la docencia. Hoy todavía las actuales generaciones de alumnos vienen y van cantando en las mañanas de las jornadas lectivas, además de ´´La Bayamesa´´ nuestro himno nacional, aquel que fuera escrito por Ciro Elio perpetuando la presencia de su tocayo artemiseño´´.

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Anexo: Himno de la Secundaria Básica Ciro Redondo García.

De Artemisa por la historia
Ciro Redondo marchó,
A buscar la libertad
Que Martí nos prometió.

Fue en Mar Verde del Turquino
Donde la Patria sembró,
De sus restos una escuela
A Caletón le nació.

Hoy juramos ser ejemplo,
Ciro en vano no cayó,
Y su vida generosa
Aquí se multiplicó.

                            ¡Venceremos!
       



lunes, 23 de abril de 2018

El Martí que contempla orgulloso Suramérica desde Guamá.


El pico Turquino en dia despejado, arriba el Martí que hay en él

Quiso la historia que tuviéramos un busto del más universal de los cubanos en la cumbre del ´´Olimpo´´ de la Mayor de las Antillas. Martí mira al sur, enamorado del Caribe celeste y de las tierras que no dejan de extenderse hasta la Tierra del Fuego en lo último de la Argentina. Su presencia hechiza al visitante algo cansado que horas antes desafió el camino hasta la cima. Aventurarse por las sendas del Turquino es inolvidable. Llama la atención la naturaleza. Nos asalta la idea un poco turbante de pasar por el renombrado ´´Paso del Cadete´´ donde se divisa el risco que le dio fama al pasaje.
Los ojos de José Julián no parpadean: guardián de la Patria no quiere mirar al ´´norte brutal y revuelto´´, símbolo del poder imperialista que desde 1898 y hasta sesenta años después intentó quitarnos la dignidad, absorber nuestros orígenes, borrarlo de todas las formas posibles para crear una ´´Cuba estadounidense´´ llena de anglosajones.
El guajiro de estos lares tiene orgullo. Anda de aquí para allá con sus mulos o a pié con el pecho erguido, respirando el aire sierramastrense y desde chiquitico sabe que a Martí no lo mataron en Dos Ríos: él está aquí en lo más alto, los acompaña día a día.
Según la tradición historiográfica de la nación fue el padre de Sánchez Manduley junto a esta quienes tuvieron la idea de colocar la obra en el sitio cuando se conmemoraba el centenario del Apóstol en 1953. Celia volvería en incontables ocasiones. Sobre todo después de su ascenso definitivo a la Sierra como una combatiente más del Ejército Rebelde.
El Martí del Turquino ha resistido y seguirá resistiendo el paso indetenible del tiempo. Se esfuman de sobre la faz de la Tierra revolucionarios y opositores: sus huesos, no importa en cuales de los cementerios terrenales descansen. Hay una estrella que  irradia luz a solo unos mil novecientos setenta y pico metros de altura en la Cuba oriental. Guamenses naturales o adoptivos, que sienten amor por la estirpe que representa la palabra ´´cubano´´ lo saben y mientras queden en todas las generaciones venideras quienes se emocionen con las obras y sacrificios del Hombre de La Edad de Oro, confiado estoy de que la estrella no se apagará.          

jueves, 19 de abril de 2018

La reencarnación del Cacique Guamá




Por Arnoldo Fernández Verdecia (Editor del blog Caracol de agua)

Hace un año llegó a casa; me ayudó a deshacerme de un montón enorme de tierra. Nos perdíamos entre palas y carretillas bajo un intenso sol; en medio de sudores y agotamiento, brindamos con Prú Oriental; conversamos la idea de un blog, salvar la palabra allí en Guamá, donde casi nadie lo hacía, porque no había voluntad de ser bloguero; entonces prendió la llama, nos sentamos un rato, bosquejamos unos trazos, hablamos de nombres, perfil, url, logo, menú, banner. En un arranque de lucidez hablé de su mejor cuento como narrador, el más logrado según los críticos y llegó el cubo, pero necesitaba un complemento y las olas de la costa sur de oriente, por donde sale el sol, asomaron, entonces llegó el bautizo de oriental. En principio mi amigo Olbert Gutiérrez Fernández no imaginaba el alcance de su barquichuelo y tomó agua sin saber adonde iba;  tenía algo muy importante a su favor, el oficio de narrador  y el hombre atento a la vida de su gente. Confieso que nunca había oído hablar de Cañizo, su barrio actual, pero Olbert se encargó de hablarme del Chino Silva y todo fluyó, yo había conocido a esa persona y por esos azares del destino, en la cama de mi amigo vivió sus últimos minutos el hombre que más amaba los gallos de pelea en Guamá, el padre de Mabel, mi primera esposa. De un golpe escribimos el perfil: “Aquí está la huella de mi paso por la vida, mi literatura, mi gente. El cubo de oriente para compartir agua fresca que nace en el río Cañizo, al sur de Cuba. También está mi Baire natal, Contramaestre y porque no, todos esos pueblos de la Cuba profunda donde el hombre se empeña en sobrevivir el tiempo. A todos, un abrazo y los espero en EL CUBO ORIENTAL. Nací el 21 de noviembre de 1990 en Contramaestre; hijo de la cultura y la historia. Mis divisas son: “Leer para creer”. “La verdad es invisible a los mediocres”. Me dijo que con el tiempo lo cambiaría, pero luego se convenció que venía como anillo al dedo y se quedó con aquello como guayabera de hilo muy fino. Mucha gente se encargó de sembrarle dudas, oscuridades, pero el muchacho se unió a amigos como Benigno en Guamá y empezó a crecer intelectualmente hablando. Al cabo de un año, uno lee entrevistas como la de Leo, el dueño de la Victrola Víctor Talking y agradece algo así, o los Picapiedras, el paladar de Alexis el “Negro”,  o sencillamente un texto tan revelador que describe las peripecias de un bloguero que escribe desde Guamá y no tiene computadora, ni acceso a Internet. El Cubo Oriental, el blog de mi amigo Olbert Gutiérrez Fernández cumple un año de navegación hoy. Desde el Caracol de agua deseamos a este joven toda la suerte del mundo, para que cumpla muchos más y se convierta definitivamente en la voz alternativa del pueblo empeñado en construirse una raíz taína y tiene un guamo en la entrada,  como señal de que por allí todavía desanda el indómito guerrero que puso en jaque a los españoles durante la conquista de Cuba. Quizás el Cubo pueda ser la reencarnación del Cacique Guamá…

lunes, 9 de abril de 2018

De la cultura culinaria en Guamá.





En los casi 160 kilómetros que tiene el litoral del municipio costero de Guamá en esta región sur oriental de Cuba, el turismo, ya sea nacional e internacional, tiene una exquisita presencia justificada en lo atractivo de su naturaleza, la cálida limpieza que muestra nuestro pedazo de Mar Caribe y por sus ofertas bien realizadas en estética y gustos de sus comidas. Desde sitios renombrados como lo son el hotel Brisas Sierra Mar y su sucursal Los Galeones hasta sencillos establecimientos administrados por pequeños cuentapropistas, la cocina criolla o la recreación de platos foráneos atraen a miles de comensales que una vez idos quieren siempre repetir la experiencia. ¿Será grata esa mezcla imparable de salitre que nos caracteriza junto al aroma de la carne de puerco asada o de los filetes de pescados a la parilla? En el kilómetro 29 de la ruta hacia Chivirico desde Santiago de Cuba el paladar de Alexis el Negro me puede respaldar la interrogante planteada.
Alexis el Negro un buen día decidió comenzar lo suyo. Implementó transformar la parte trasera de su casa aprovechando la geografía y sus potencialidades. Al norte el exuberante verdor de la Maestra, al sur el mar mostrando signos de vida en el constante ir y venir de las olas.
Al Alexis lo acompaña su equipo. Las jornadas de trabajo, intensos. El Negro me ha dicho en reiteradas ocasiones que la inmediatez del servicio y la calidad para y con el cliente deben ser efectivas. Por eso los del equipo saben que trabajando allí hay que despojarse de la lentitud; siempre está la imperiosa necesidad de utilizar bien el tiempo entonces.
El establecimiento se llena y diversos son los anónimos bañistas que prefieren consumir los productos ofrecidos por el Negro. Estos son extraídos, como ya dije, desde las carnes criadas en los corrales del campesino hasta las diferentes especies comestibles del océano comercializadas por pescadores que en alta horas de la noche se echan a la ventura de sus botes armados de linternas, tramayos, cordeles y anzuelos.
Es, en este último ejemplo citado donde hay más demanda. Puedo percatarme de esto cuando los fines de semanas dejo de ser un licenciado para tirarme al hombro el saco hecho mochila y con hielos torturándome la espalda le llevo al Negro unos cuantos para así ganarme algo extra. Claro que no desactivo al periodista: ese no deja de estar a la caza de una buena historia y allí ha visto buenas señales. Argumento perfecto con el cual a mi juicio escribir este artículo.
Para condimentar los platos se utilizan hierbas aromáticas como el perejil, vegetales frescos cultivados en las cercanías como tomate de ensalada, pepino, habichuela, lechuga, remolacha entre otros, salsas frescas a base de aceite de oliva y, los filetes de carne de cerdo, de pulpo, sierras, chernas, sardinas, mariscos. También tienen el arte de crear postres variados a base de arroz y leche, queso, flan chino, gelatina, decorados estos últimos con algunas hojitas de menta y algunos caramelos.
El equipo coce los productos utilizando carbón vegetal cien por ciento cubano, extraído este de los hornos en los montes adyacentes. La presencia de los cubiertos y losa complementan la obra. No faltan las clásicas cervezas Cristal o Bucanero, el trago de ron preferiblemente Havana Club y para los pequeños, refrescos en vasos seleccionados para el momento. El Negro y su equipo son tímidos ante las cámaras. Solo pude ´´negociar´´ algunas fotografías del menú preparado listo para ser servido. Cierro este trabajo haciendo gala de las instantáneas además de la que ya está de portada:               





Plato no. 1
Plato no. 2

Postres


lunes, 2 de abril de 2018

La lectura y el homo sapiens contemporáneo


A mi broder E.E.R donde quiera que esté
leyendo un libro hecho de nubes, con letras
de cielo y un marcador de rayos de sol.



Dibujo tomado del blog Herodoto. Ciencia Sociales y Pensamiento
  Dediqué recientemente algunas semanas de mi tiempo libre en leerme la interesante autobiografía de Malcolm X, dictada al periodista harlemita Alex Haley, en la primera mitad de la década del sesenta del pasado siglo. En el capítulo donde  el célebre activista cuenta los pormenores de su reclusión en prisión y el genial descubrimiento que fueron para él los libros comenta: ´´Si aquí no tuviera que salir a combatir diariamente  al hombre blanco, emplearía el resto de mi vida leyendo´´. Ágil, y haciendo uso de una costumbre la cual comentada hace muchos años por uno de mis antiguos profesores ahora también adopto, en una de las esquinas de mi libreta de notas escribí para no olvidar la interesante cita.

   Es la lectura en sí una de las mejores obras inventada por el intelecto humano. Genios universales como Borges y García Márquez dotaron esta forma de una importantísima misión sobre todo para los noveles ya sea en las diferentes manifestaciones de esta profesión. Ya me lo decía el hermano al que echo de menos citando también: ´´no te digo cree sino lee´´. Al principio no lo entendía. Me justificaba en la estúpida escusa de que no tenía las horas asignadas para hacerlo. Ahora lo hago todos los minutos que puedo. Leer ejercita la mente, encierra el gigantesco poder de descifrar claves precisas por ejemplo en el arte del comportamiento. Es decir, un efecto tsunami que arrasa lo brutal trayendo el caos de lo civilizado.

   Si de buscar en mi pasado fuera otra misión para encontrar quién me lanzó contra los libros, no logro recordar. Sólo me veo sentado en la biblioteca de mi escuela chequeado por la rubia bibliotecaria, inalcanzable para mí, que todavía soy un niño pero muy linda, con libros soviéticos de cuentos infantiles algunas, otras veces en mi poder el clásico del escritor estadounidense Mark Twain ´´Tom Sawyer´´, otras con el de la escritora Nersis Felipe ´´Cuentos de Guane´´. Así empezaba sin saberlo a crecer en imaginación, a ser un viajero hacia otras épocas en la historia o a quedarme petrificado ante la invasión extraterrestre narrada en La Guerra De Los Mundos de Wells, por así citar muestras de los títulos de los que tengo referencia.

   Es preocupante lo que sucede ahora en el nuestro, (¿el  mundo real?) donde muchos no han concientizado que la literatura nos vocifera de dónde venimos y hacia dónde podemos ir. Inculcarla es una tarea un poco a ciegas. Claro está que no se le debe abrir la cabeza a nadie ni introducirle la orden para que lea como si fuesen robots. No todos que estuvieron incluso conmigo en la universidad le tenían fe a aunque sea abrir y echarle una hojeada a sus notas de clases. Tampoco en las aulas de muchos lugares van a leer y escribir todos. Ninguno tiene en la frente un cartelito que lo diga pero, ¿quién quita que de cincuenta que estén ahora en x clase, esté el futuro premio nacional de literatura o un gran periodista de la prensa escrita de este país insular?

   Incentivar desde la profesión a la lectura, sobre todo en aquellas comunidades marginadas por no pertenecer a la geografía de lo desarrollado, dígase por lo general regiones intrincadas en los lomeríos (no solo de aquí, sino también de cualquier nación del orbe). Es cierto (tenemos esa influencia), que en los lugares desenvueltos existe mas difusión y promoción de los eventos culturales entre lo que también se encuentra la lectura. No ocurre igual en el campo en el que los conocimientos me han  llevado a la conclusión de que en estos citados lugares existen talentos como diamantes en bruto que se pueden descubrir y pulir.

   Contados lideres de revoluciones pasadas, presentes y futuras  ganaron, ganan y ganarán sus luchas andando por el puente millonario que es la lectura. No importa si fueron de izquierda o derecha o los buenos o malos en el que en las películas aprendimos a clasificar a los bandos en guerra. En la bitácora de mi Patria vi ese ejemplo en Fidel Castro antes y luego de atrapado en las acciones de 1953. El joven devoraba libros. Igual otros como Julio Antonio Mella o aquel cubano de origen puertorriqueño que fue Pablo de la Torriente Brau, muerto defendiendo la República Española en 1936.

   El hombre contemporáneo que, sin dudas algún milenio después ya no estará y que será antiguo como aquellos egipcios de hace tres mil años, aquel que en una sofisticada nave espacial llegó a la luna, que con la ´´voyager´´ ha logrado salir del sistema solar, tiene la urgente necesidad de regresar, poner sus pies sobre la tierra y comprender más el hermoso mérito de las palabras escritas. Nos es una tarea de largo plazo  ver en qué idioma de la A a la Z (será demasiado pedir que me enseñen las letras de los chinos, japoneses, tailandeses, árabes y todos los demás en el que las grafías son distintas a las mías), podamos descubrir más literatura para nuestro bien y dejarse de tantas ´´pavadas´´ como dicen algunos paisanos  de Julio Cortázar y pensar seriamente en la lectura.

20marzo2018
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