martes, 9 de abril de 2019

Apartamento 7 (Cuento)

El edificio 15-B donde vivo tiene numerosos misterios. El más interesante es el del apartamento 7 con su puerta pintada de verde. Nadie ha visto nunca a la nueva familia que vive en él y quienes aseguran haber visto algo sólo son un par de borrachos que una madrugada vieron tres sombras que entraban y cerraban la puerta rápidamente detrás de sí.

Eso deduce poco pero deja abierta la imaginación.

Tampoco ninguno de los porteros puede aclarar las dudas. Afirman que el apartamento después de permanecer cerrado todo un año fue rentado un martes y el miércoles le estaban pintando la puerta de verde. El viernes casi al amanecer se quedó dormido el portero que estaba de turno luego de una noche completa en vela. Lo despertó con toque de hombros el dueño del inmueble, un viejo estirado y largo, que no se sabe como entró, para decirle que los nuevos inquilinos del apartamento 7 estaban instalados y que no los molestara si ellos no lo pedían. Por las escaleras bajaban cuatro hombres y en la entrada estaba parqueado un carro negro de mudanza. Al portero le llamó el color negro. En la ciudad todos eran preferiblemente blancos. Unos metros más adelante la flamante limosina del dueño.

“¡Imposible!” pensó el pobre hombre cuando miró el reloj. Habían pasado quince minutos. ¿En qué tiempo llegaron, desmontaron todo y lo subieron? Aquel ajetreo lo hubiese despertado. Además, su reloj tenía las pilas nuevas. Improbable que se hubiese detenido. El portero afirma haberse quedado estupefacto sin hallarle explicación al suceso. Mi abuela lo invita a tomar café todas las mañanas cuando termina su turno y de entre los muchos temas de conversación que sacan el preferido es ese del apartamento 7  y por el cuál empezó a interesarme la historia.

“El viejo Borges se está volviendo loco.” me dijo con sus ojos redondos bien abiertos  cuando se marchó el portero mientras levantaba las piernas en su vieja banqueta y se daba abanico sin más opción ante la rotura del ventilador.

Recuerdo que en el apartamento 7 vivía una señora muy anciana. La pobre estiró la pata. Quien la cuidaba era una trabajadora social llamada Mirna que cuando se dio cuenta de que estaba muerta, salió al pasillo formando tremenda gritería. Pero esa es una cuestión menos importante ahora. ¿Quiénes son los que viven en el apartamento  7 y más extraño aún, por qué pintaron la puerta de verde?



3 de julio 2017.       

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