viernes, 15 de febrero de 2019

1ra de Corintios capítulo 13




Una de las portadas del libro más famoso del mundo
Entre las tantas colecciones literarias que en las sociedades humanas de hoy gozan de gran popularidad se encuentra la “Santa Biblia” en uno de los primeros lugares. Esta joya de la literatura universal para algunos, el camino que brinda la salvación eterna para otros, cuenta con 1206 capítulos distribuidos en 66 libros divididos a su vez en dos partes, nombradas cada una el Antiguo y Nuevo Testamento respectivamente. El primero escrito en hebreo, tiene 933 mientras que el segundo, compuesto en griego, cuenta con 273. Ambos testamentos fueros escritos por más de cuarenta personas de diferentes culturas y lenguas a lo largo de más de mil quinientos años.

Son populares dentro del Nuevo Testamento las famosas cartas que el romano de origen judío Saulo escribiese, luego de convertirse al cristianismo en el primer siglo de nuestra era. Saulo, natural de Tarso, en dichas cartas alguna que otra vez escribió a una ciudad griega llamada Corinto en un par de ocasiones en los que conocemos actualmente como 1ra y 2da epístolas a los Corintios. En ellas Pablo, el otro nombre de Saulo, diserta sobre la fe en Jesús y muestra a los convertidos griegos cómo alcanzar en la figura de Cristo la redención y vida eterna.

En la primera de estas cartas llama poderosamente mi atención el capítulo décimo tercero titulado “La preeminencia del amor”. Este capítulo pudiéramos decir, es uno de los mas importante del santo libro. Radica su esencia en mostrar por qué es importante el amor como una de las premisas que debe tener el ser humano para no ser solo un pedazo de carne que se mueva y que tenga la capacidad de amar a sus semejantes. Es pues este capítulo unos de los que frecuentemente es citado por los fieles cuando decimos que el amor nunca deja de ser (versículo número 8), es sufrido, es benigno, (...) no tiene envidia, (...) no es jactancioso, no se envanece, (versículo 4), no se goza de la injusticia  mas se goza de la verdad (versículo 6).  

En fin, la vida me ha enseñado y me enseña cada día otro tanto, que es el amor que mantiene el equilibrio de alguna forma, que a veces muchos pierden este equilibrio y dejan el pecho abierto pues al odio y al rencor amargándose así sus días. Sin amor no hay futuro alguno para ninguna sociedad de la Tierra. No tenerlo como aliado del corazón es un peligro y una gran pérdida de tiempo. La humanidad completa debiera tener una cita inevitable con este capítulo de la Santa Biblia. A mí me pareció cuando lo releí recientemente, encontrar una pista que estuvo siempre en mis narices y que, francamente, no se por qué tardé tanto en descubrir. Su lectura es reveladora. Da sentido. Ofrece un camino claro al que lo lee y entiende sea creyente o no. 

El capítulo 13 de 1ra de Corintios
Gigantesca sabiduría desborda este texto que, dedicado en sus orígenes a un pueblo gentil, con el paso de los siglos diseminado por el resto del mundo y traducido a los más diversos idiomas, es una de las claves para que la humanidad actual pudiera sentar las bases de un elemento tan vital para la paz que es el amor. 1ra de Corintios 13, resumiendo, es un código para ser estudiado por todo ser humano que tenga la oportunidad de acceder a él. No podemos solamente concluir en que es conjunto de versículos nomás de un libro que acompaña al hombre desde la antigüedad en el presente y hacia un futuro probable. Es más. El mundo necesita al amor y, por una lectura e interpretación a tiempo del citado capítulo, este puede ser para muchos un excelente reestreno, una luz que guíe el porvenir.

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