En junio de 2007 yo era apenas un adolescente de 16 años de edad que cursaba estudios en un centro, que ya no existe de hecho, nombrado Raúl Moreno Blanco en una localidad llamada Madrugón perteneciente a uno de los consejos en los que se divide el territorio de este montañoso municipio. Allá mientras no se estaba en clases a los muchachos les gustaba mataperrear por las orillas del río cercano o simplemente, para tener algunos pesos con los cuales mitigar el hambre en la fonda que también estaba cerca, nos íbamos de vez en vez a recoger tomates por ejemplo, con los campesinos de la zona. A veces me quedaba leyendo algún libro o escribiendo poemas con aquella ilusión de convertirme en poeta. De aquellos tiempos guardo unos cuantos textos y de los cuales desempolvo uno y lo coloco en esta página web:
Dibujando
un poema…
Dibujo
sobre la hoja un poema
Mientras
escribo sin decirle a nadie.
Tan
solo lo saben mi corazón y yo, y también Dios y sus ángeles que están en los
cielos.
A
mí alrededor hay gente:
Gente buena;
gente mala.
Existe
el silencio dentro y pienso también en ti
Dibujando
todavía sobre la hoja, un poema.
El
planeta sigue dando vueltas y todos junto a él.
Creer
que vivo y que aún no estoy muerto es bastante importante.
Mis
manos escriben, siguen dibujando letras;
Sigo
pariendo ideas
Y ya la luz del día
comienza a desaparecer.
El
frío recala mis huesos y vuelvo a repetir las mismas palabras:
Dibujo
sobre esta hoja, un poema.
Vuelvo
a pensar y pienso en mariposas, en poetas.
Pienso
en Walt Whitman y Rubén Darío,
En
Maiakovsky, en Guillen,
Y
al Todopoderoso pido vivir algunas horas más,
Llegar
a mañana si es posible.
Siento
la sangre correr por mis venas y sin
deseos de parar
Sigo
escribiendo, un poema.
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