En los casi 160 kilómetros que
tiene el litoral del municipio costero de Guamá en esta región sur oriental de
Cuba, el turismo, ya sea nacional e internacional, tiene una exquisita
presencia justificada en lo atractivo de su naturaleza, la cálida limpieza que
muestra nuestro pedazo de Mar Caribe y por sus ofertas bien realizadas en
estética y gustos de sus comidas. Desde sitios renombrados como lo son el hotel
Brisas Sierra Mar y su sucursal Los Galeones hasta sencillos establecimientos
administrados por pequeños cuentapropistas, la cocina criolla o la recreación
de platos foráneos atraen a miles de comensales que una vez idos quieren
siempre repetir la experiencia. ¿Será grata esa mezcla imparable de salitre que
nos caracteriza junto al aroma de la carne de puerco asada o de los filetes de
pescados a la parilla? En el kilómetro 29 de la ruta hacia Chivirico desde
Santiago de Cuba el paladar de Alexis el Negro me puede respaldar la interrogante
planteada.
Alexis el Negro un buen día
decidió comenzar lo suyo. Implementó transformar la parte trasera de su casa
aprovechando la geografía y sus potencialidades. Al norte el exuberante verdor
de la Maestra,
al sur el mar mostrando signos de vida en el constante ir y venir de las olas.
Al Alexis lo acompaña su equipo.
Las jornadas de trabajo, intensos. El Negro me ha dicho en reiteradas ocasiones
que la inmediatez del servicio y la calidad para y con el cliente deben ser
efectivas. Por eso los del equipo saben que trabajando allí hay que despojarse
de la lentitud; siempre está la imperiosa necesidad de utilizar bien el tiempo
entonces.
El establecimiento se llena y
diversos son los anónimos bañistas que prefieren consumir los productos
ofrecidos por el Negro. Estos son extraídos, como ya dije, desde las carnes
criadas en los corrales del campesino hasta las diferentes especies comestibles
del océano comercializadas por pescadores que en alta horas de la noche se
echan a la ventura de sus botes armados de linternas, tramayos, cordeles y
anzuelos.
Es, en este último ejemplo citado
donde hay más demanda. Puedo percatarme de esto cuando los fines de semanas
dejo de ser un licenciado para tirarme al hombro el saco hecho mochila y con
hielos torturándome la espalda le llevo al Negro unos cuantos para así ganarme
algo extra. Claro que no desactivo al periodista: ese no deja de estar a la
caza de una buena historia y allí ha visto buenas señales. Argumento perfecto
con el cual a mi juicio escribir este artículo.
Para condimentar los platos se
utilizan hierbas aromáticas como el perejil, vegetales frescos cultivados en
las cercanías como tomate de ensalada, pepino, habichuela, lechuga, remolacha
entre otros, salsas frescas a base de aceite de oliva y, los filetes de carne
de cerdo, de pulpo, sierras, chernas, sardinas, mariscos. También tienen el
arte de crear postres variados a base de arroz y leche, queso, flan chino,
gelatina, decorados estos últimos con algunas hojitas de menta y algunos
caramelos.
El equipo coce los productos
utilizando carbón vegetal cien por ciento cubano, extraído este de los hornos
en los montes adyacentes. La presencia de los cubiertos y losa complementan la
obra. No faltan las clásicas cervezas Cristal o Bucanero, el trago de ron
preferiblemente Havana Club y para los pequeños, refrescos en vasos
seleccionados para el momento. El Negro y su equipo son tímidos ante las
cámaras. Solo pude ´´negociar´´ algunas fotografías del menú preparado listo
para ser servido. Cierro este trabajo haciendo gala de las instantáneas además de la que ya está de portada:
Plato no. 1 |
Plato no. 2 |
Postres |
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