El pico Turquino en dia despejado, arriba el Martí que hay en él |
Quiso la historia que tuviéramos un busto del más universal de los
cubanos en la cumbre del ´´Olimpo´´ de la Mayor de las Antillas. Martí mira al
sur, enamorado del Caribe celeste y de las tierras que no dejan de extenderse
hasta la Tierra del Fuego en lo último de la Argentina. Su presencia hechiza al
visitante algo cansado que horas antes desafió el camino hasta la cima.
Aventurarse por las sendas del Turquino es inolvidable. Llama la atención la
naturaleza. Nos asalta la idea un poco turbante de pasar por el renombrado
´´Paso del Cadete´´ donde se divisa el risco que le dio fama al pasaje.
Los ojos de José Julián no
parpadean: guardián de la Patria no quiere mirar al ´´norte brutal y revuelto´´,
símbolo del poder imperialista que desde 1898 y hasta sesenta años después
intentó quitarnos la dignidad, absorber nuestros orígenes, borrarlo de todas
las formas posibles para crear una ´´Cuba estadounidense´´ llena de
anglosajones.
El guajiro de estos lares tiene
orgullo. Anda de aquí para allá con sus mulos o a pié con el pecho erguido,
respirando el aire sierramastrense y desde chiquitico sabe que a Martí no lo
mataron en Dos Ríos: él está aquí en lo más alto, los acompaña día a día.
Según la tradición
historiográfica de la nación fue el padre de Sánchez Manduley junto a esta
quienes tuvieron la idea de colocar la obra en el sitio cuando se conmemoraba
el centenario del Apóstol en 1953. Celia volvería en incontables ocasiones.
Sobre todo después de su ascenso definitivo a la Sierra como una combatiente
más del Ejército Rebelde.
El Martí del Turquino ha
resistido y seguirá resistiendo el paso indetenible del tiempo. Se esfuman de
sobre la faz de la Tierra revolucionarios y opositores: sus huesos, no importa
en cuales de los cementerios terrenales descansen. Hay una estrella que irradia luz a solo unos mil novecientos
setenta y pico metros de altura en la Cuba oriental. Guamenses naturales o
adoptivos, que sienten amor por la estirpe que representa la palabra ´´cubano´´
lo saben y mientras queden en todas las generaciones venideras quienes se
emocionen con las obras y sacrificios del Hombre de La Edad de Oro, confiado
estoy de que la estrella no se apagará.
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